Kenneth Wapnick en su libro A Talk Given on a Course in Miracles menciona otro ciclo que se desprende del juego del ego. Me refiero al ciclo de defensa y ataque. Imagínate que fuiste bien hiriente con alguien. Eso te hizo sentir culpable, pero como no quieres aceptarlo, lo llevas a tu inconsciente y te convences de que lo hiciste por algo terrible que hizo esa persona. En otras palabras, le echas la culpa. Cómo fuiste bien hiriente, piensas que esa persona te va a atacar de alguna forma.
Por consiguiente, te pones a la defensiva y lo atacas con tu forma de hablarle. La persona, entonces, se siente atacada y para defenderse te ataca a ti. Así se crea el ciclo de defensa y ataque.
Este ciclo es así en este mundo que vivimos, el mundo del ego, desde las relaciones interpersonales hasta las relaciones entre países. Por eso es que hay tantas guerras y tanta violencia.
Desgraciadamente, mientras las personas piensen que “el otro” le hizo o le hará algo, continuará este ciclo de defensa y ataque. Nadie te hace nada. Tu reacción viene de tu interpretación de lo que viste fuera de ti. Por eso pueden haber tantas interpretaciones de una situación como personas hayan observándola.
Todo surge de tu mente, de tus percepciones adquiridas desde tu niñez, la mayoría de las cuales están escondidas en tu inconsciente. Para el que, como yo, cree en la reencarnación, ya viniste con esas percepciones para sanarlas y poder elevar tu consciencia.
Si ves algo fuera de ti que te molesta, pregúntate: ¿En qué forma lo que estoy viendo afuera refleja algo que no quiero ver sobre mí?
Pídele guía a tu Espíritu Santo para que te ayude a verlo. Observa bien como en el momento perfecto para ti, cuando estés listo para verlo de forma diferente, la respuesta te llegará.