¿Eres valiente o temeroso?

Cambiar tus pensamientos equivocados a pensamientos de amor es de personas valientes. Una vez tomas la decisión de hacerlo, la única forma de que puedes transformarlos es cuando salen de tu inconsciente y puedas mirarlos y aceptar que son tus pensamientos.

Esta decisión a veces trae mucho dolor emocional. Cuando decides que quieres mirarlos de frente y sanar lo que sea que signifiquen para ti, tu Espíritu Santo o Ser Superior atraerá circunstancias a tu vida que te fuercen a mirarlos y cambiarlos. Por lo tanto, si has decidido crecer en consciencia el camino puede estar lleno de altos y bajos cuando la vida te trae oportunidades para crecer. No te asustes. Son solo pensamientos y emociones con las cuales vienes cargando desde muy pequeña.

Estos son los pasos que yo uso cuando estoy viviendo un momento de mucho dolor o tumulto:  

  1.  Antes que nada, acepto responsabilidad. No le echo la culpa a lo que sea que esté fuera de mí sino que reconozco que algún pensamiento mío lo atrajo a mí para que pueda sanarlo. A veces sé cuál pensamiento es, otras no. Pero sé que siempre es mi pensamiento y no lo que me dijeron o hicieron afuera de mí. Este paso me saca del rol de víctima donde pienso que alguien me hizo algo.
  2. Acudo al Espíritu Santo (ES) en mí. A esa parte mía le hablo como si fuera un amigo. Le digo algo así: ES, me estoy sintiendo muy sola. (Aquí, reconozco cómo me siento). Yo sé que eso viene de mi pensamiento de que no pertenezco, pero no sé cómo cambiarlo. (Aquí, asumo responsabilidad). ES te entrego mi pensamiento para que me ayudes a verlo de forma diferente y pueda perdonarme por haber pensado así. (Lo entrego a un nivel superior)

No sé si fue Einstein, pero algún sabio dijo que no podemos resolver un problema en el mismo nivel en que fue creado. Hay que acudir a un nivel superior.

Estos sencillos pasos, si los haces cada vez que algo te saca de tu paz, que es tu verdadera esencia, te ayudan en varias formas:

  1. Sales inmediatamente del rol de víctima. Cuando proyectas tus pensamientos afuera y culpas a alguien porque “te hizo” algo te enredas en el mundo del ego, o sea, en tus pensamientos que te dicen que estas separada de Dios y de todo lo demás. Esta idea causa mucho miedo y cualquiera de sus ramificaciones como culpa, coraje, etc. Para no sentirlas las proyectas al que está fuera de ti.
  2. Recuperas tu poder. Cuando eres victima tienes que esperar que la otra persona o situación cambie para ser feliz. Al recobrar tu poder, puedes ser feliz tan solo cambiando tu percepción a una de amor. Es poder ver más allá de las apariencias al ser perfecto que tienes delante, quien, simplemente con su comportamiento, te está diciendo que es infeliz y necesita amor. Cuando logras hacer esto cada vez que algo te quita la paz, poco a poco, se convierte en algo natural y sin esfuerzo.

De ti depende. En cada instante, puedes escoger la paz. Y si fallas, escoge de nuevo.

Principio 12: Todo lo que hacemos puede verse como que estamos extendiendo amor o pidiendo ayuda.

De jovencita, yo era antipática cuando estaba molesta. Usaba unos tonos y ponía unas caras, que cuando estaba en ese humor no había quien me soportara. Cuando estamos actuando desamorosamente estamos desconectados en nuestra mente de nuestra verdadera esencia que es amor.  Es una forma que tenemos de decir, “me siento infeliz. Necesito amor.”  El último principio: Todo lo que hacemos puede verse como que estamos extendiendo amor o pidiendo ayuda aplica aquí.

Usualmente, cuando alguien nos habla en un tono desagradable, reaccionamos igual y le contestamos, posiblemente, en una forma peor. Esta reacción es porque su comportamiento de desamor refleja el desamor que sentimos. Aquí volvemos a la teoría del espejo.

Yo tengo una amiga que nació sabia. Cuando me entraban esos arranques, y le hacía alguna malacrianza, en vez de contestármela para atrás, solía pensar, “Pobre Yve, hoy se tiene que sentir miserable.”  Ella desde niña, vivía este principio.  A otros nos toma más tiempo aprender a ponerlo en práctica.  Pero, una vez lo logramos, inmediatamente cambian nuestras relaciones a unas de amor.

En vez de ver coraje y ataque, siempre puedes ver la conducta inadecuada como producto de alguien que está sufriendo porque no se siente amado y está pidiendo ayuda. Es la forma equivocada la persona de decir que necesita que lo amen. Si logras verlo así, puedes responder con amor y compasión. Eso le digo a mi nieta cuando me comenta que alguien en la escuela fue rudo o antipático: mientras más insoportable sea es una persona, más infeliz se siente en su interior.

Si alguien quiere herirte, es porque se siente herido. Inconscientemente esa persona desea tener compañía en su nivel. En vez de bajarte a su nivel, súbelo al tuyo dándole amor y compasión.

Una cita de Gandhi dice “Nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que no se la puede dar a los demás”. ‎

Principio 11: Puesto que el amor es eterno, no tenemos que temer a la muerte.

Parte de nuestro juicio es sobre la muerte. Que muchas personas le tienen miedo. Comenzamos a soltar el miedo a la muerte cuando creemos verdaderamente que lo que es real nunca cambia y que el Amor siempre está presente.

La muerte es meramente una transición de un estado del ser a otro. El cuerpo es temporal y es un instrumento que hemos creado para nuestro aprendizaje, pero la vida, nuestra esencia, siendo espíritu, es eterna.

Uno de los principales mensajes que vino Jesús a enseñarnos con su muerte y resurrección, es que la muerte no existe, que somos eternos porque somos extensiones del Amor puro.

Tuve el honor de presenciar el momento en que mi abuela, mi mamá y mi papá fallecieron. En los tres casos, fue igual. Pude sentir el preciso momento en que el alma dejó el cuerpo. Una vez se separó, el cuerpo yacía inerte, sin vida, cuando se sentía la energía habitando ese cuerpo unos segundos antes. Mi sensación fue que mi familiar ya no era ese cuerpo. Era mucho más, pero ese cuerpo ya no.

Mi abuela murió de 93 años. Ella me contaba que a veces, cuando dormia,  sentía a mi abuelo, quien había muerto años atrás. Siempre le contestaba que se recordara que somos eternos unidos por el amor y que era posible que mi abuelo la vistara algunas noches mientras dormia. El día que murió, mi reloj se paró en el preciso instante que sentí que su espíritu dejo el cuerpo. Siempre he pensado que ella me envio un mensaje para que no dudara que lo que le decía era cierto. La muerte no existe. Somos eternos.

Esas experiencias me llevaron a la certeza de que no hay que temerle a la muerte, pues somos eternos. Lo que muere es el cuerpo. Nuestra esencia de amor jamás.

Te invito a que hagas una evaluación sobre lo que piensas sobre la muerte. Anota todos los pensamientos de miedo que surjan. Míralos uno a uno. Quédate con cada pensamiento hasta que puedas identificar de donde viene tu miedo. Practica a sentir tu unidad con todo. Eso se logra a través de la meditación en el silencio. Cuando logras ese silencio mental se eliminan las barreras que has puesto con tus pensamientos del ego y solo sientes la paz y el amor eterno que eres. Si nunca lo has hecho, trata poco a poco hasta que puedas hacerlo por lo menos 20 minutos. Una vez que puedas sentir ese amor que eres, cada vez que quieras, el miedo a la muerte se disipará y podrás disfrutar mucho más de la vida.

Principio 10: Nos podemos centrar en la totalidad de nuestras vidas en lugar de los fragmentos.

¿Nunca te ha pasado que conoces a alguien por primera vez y piensas, “me cae mal”? Luego de un tiempo, lo conoces mejor, y termina siendo un gran amigo. Cuando te fijas en un fragmento de la vida, pasas por alto la totalidad.  En ese momento, se te olvida que todo lo que ves afuera es tu proyección, y enjuicias. Lo anterior aplica a enjuiciarte a ti mismo o a otras personas. Muchas veces, hablas o piensas sobre algo sin tener todos los elementos de juicio.

En vez de enjuiciar un fragmento de algo, te ayudaría aplicar el Principio 10 y centrarte en la totalidad en vez de los fragmentos. Esto me recuerda una experiencia que tuve en mi adolescencia.  Conocí a un muchacho al que catalogué como feo, y en eso me enfoqué. Sin conocerlo, no quería salir con él. Como la vida nos lleva a donde tenemos cosas que sanar, meses después coincidimos en una actividad. Estaba sentado al lado mío. Comencé a darme cuenta de su inteligencia, amabilidad y muchas otras cualidades que desconocía. Según pasaba la noche cada vez lo veía más y más guapo. Dejé de céntrame en un fragmento y comencé a centrarme en la totalidad.

Este principio aplica en todas las áreas de tu vida. Por ejemplo, si te diagnostican con alguna enfermedad no te identifiques con ella como si eso fuera todo lo que eres. Si estas en un trabajo y te despiden, no te identifiques como un fracasado. Si se termina una relación no te identifiques como alguien que no es digna que la amen.

Tu Ser es ilimitado y eterno. Lo abarca todo. Este principio es algo que tienes que tener presente siempre. Todos estamos aquí para recordarnos de esa verdad. En esta dimensión de tiempo y espacio que llamamos la Tierra, pensamos que estamos compuestos de muchos pedazos separados, como las piezas de un rompecabezas. La cantidad de fragmentos para cada cual depende de su acondicionamiento mental desde que nació. Pero eso es una ilusión que dificulta ver la totalidad. Toma la decisión de ver de forma diferente y ver la totalidad de quien eres. Ve el rompecabeza completo. Esta decisión te traerá mucha paz.

El principio 9: “Somos estudiantes y maestros unos de los otros”.

Existe una interconexión entre todo en el Universo. A ese nivel, todo es una unidad. No existe la separación. Lo que hace una persona tiene repercusión en todo el Universo. Las Leyes Universales rigen esta dimensión.

A veces existen situaciones en tu vida, tal como que estabas pensando en una amiga y suena el teléfono y es ella, y dices, que casualidad. El psicólogo Carl Jung llamó a esto sincronicidad cuando ocurren eventos donde está envuelto algo más allá de la relación causal.

No existen ni las casualidades ni las sincronicidades. En realidad, los maestros y los estudiantes se unen cuando ambos están listos para comenzar a sanar. Lo que ves afuera es una proyección de tus pensamientos. Siempre te estás mirando en un espejo. Todas las personas y situaciones que tienes en tu vida están ahí porque tienes algo que aprender de ellas.  Aquí está en juego la ley del magnetismo y la ley de la atracción. He hablado de ellas en otros blogs.

En la medida que entiendes la teoría del espejo y la utilizas para tu crecimiento, aprovechas estos “maestros”  para ver cuáles son tus pensamientos proyectados afuera. Si asumes responsabilidad por tus pensamientos proyectado, tus relaciones serán cada vez más armoniosas.

Ese maestro te ayuda a ver cosas que tienes dentro de ti que has olvidado o que están tan profundamente en el inconsciente que no las has identificado. Los mejores maestros son tus relaciones familiares pues es con quien pasas más tiempo. Pueden ser adultos o niños. La edad no importa. Es tu reacción hacia ellos.

Pero no tienen que ser personas. Pueden ser objetos, animales, gobiernos, entidades, etc. Así es que si reaccionas ante lo que sea de cualquier forma que no sea amor, tienes que mirar hacia adentro y ver qué cosa de ti están reflejando.

Lo mismo ocurre a la inversa. Para ese maestro tuyo, tu eres su maestro. Hay un dicho en Puerto Rico que dice, “se juntan el hambre y las ganas de comer”.

Cuando logras integrar este principio en tu vida, todas tus relaciones van a cambiar. Sales de tu rol de victima al dejar de pensar que alguien te hizo algo, y te conviertes en el rol principal de tu sanación. Entonces, reconoces que eres  únicamente amor y comienzas a extenderlo a todas las personas que encuentras. İQue forma maravillosa de vivir!

Principio 8: Podemos elegir la paz interior no importa lo que esté sucediendo a nuestro alrededor.

A pesar del aparente caos en tu vida, puedes escoger estar en paz, sabiendo que siempre estas conectado y sostenido por la Fuente que siempre es amorosa y pacífica.

Cuando algo no funciona en tu vida, la tendencia es echarle la culpa a algo o alguien fuera de ti. Sin embargo, lo que determina tu paz son los pensamientos que tienes sobre las cosas o personas.

Cuando piensas que eres víctima de las circunstancias y para estar en paz tienes que esperar a que cambie lo que sea fuera de ti que te está afectando, no tienes ningún poder.

Nada fuera de ti te afecta. Te afecta lo que piensas sobre eso. El mejor don de Dios es la libertad de escoger los pensamientos que pones en la mente. Esto significa que cada segundo puedes escoger la paz en vez del conflicto. Una vez que te das cuenta que tu escoges lo que piensas recobras tu poder. Sales del rol de víctima.

Este principio lo utilicé mucho cuando mi esposo falleció. Cuando pensaba en él y el dolor se hacía tan intenso que lo que quería era llorar y llorar me acordaba de este principio e inmediatamente comenzaba a pensar en otra cosa. Escogía la paz a pesar del hecho de que ya no lo tenía en mi vida.

Una vez me pasó cuando iba en el carro. Comencé a pensar en la falta que me hacía. Cuando comencé a sentir la tristeza, inmediatamente decidí mirar las nubes y ver qué forma tenían. No permití que ningún otro pensamiento entrara a mi mente excepto las nubes. Me concentré totalmente en ellas hasta que el dolor pasó.

Esto lo puedes hacer ante cualquier situación o pensamiento que te quite la paz. Las emociones no existen por si solas. Siempre están precedidas por un pensamiento. A veces, ese pensamiento es tan inconsciente que no nos damos cuenta, pero puedes estar segura que ahí está, antes de la emoción.

Ejerce tu libertad, escoge siempre la paz no importa lo que esté sucediendo en tu vida.

Principio 7: Podemos convertirnos en buscadores de amor en lugar de buscadores de faltas.

Este principio te ayuda a mantenerte en paz y amor. Cada persona o situación que llega a ti trae algo positivo.  Por supuesto, también tiene el potencial de traer algo negativo.  De ti depende donde enfocas tu mente.  Si te enfocas en lo positivo, tendrás paz, y a su vez, relaciones satisfactorias.  Si, por el contrario, te enfocas en lo negativo, vas a tener estrés y relaciones tormentosas.  Aquello donde pones tu mente se aumenta.  Siempre puedes utilizar las situaciones que aparentan ser negativas buscándoles el lado positivo.  Pregúntate ¿Qué tengo que aprender de ellas?

El Dr. Jamposlky mencionó que, no importa cuál sea el comportamiento de una persona, puedes escoger ver únicamente la luz del amor en ellos.

Todos tenemos un ego. El ego siempre nos lleva a enjuiciar, a tener coraje, tristeza y cualquier otro sentimiento negativo. Nunca vas a estar en paz mientras actúes desde la perspectiva de tu ego.

Si estas consciente de esto, puedes comenzar a cambiar tu percepción de las personas y las situaciones y comenzar a verlas desde el amor que eres, y a ver únicamente el amor que ellos son. Cuando logras esto, sientes una inmensa paz y un sentido de unidad  con todo lo que te rodea.

Imagínate una pareja que lo único que hace es buscar faltas en el otro. Te aseguro que ambos van a vivir molestos e infelices. Si por el contrario, deciden comenzar a buscar lo bueno en la otra persona y comunicárselo, inmediatamente va a cambiar la dinámica, y van a lograr volver a sentir el amor que los unió. Cada uno va a estar lleno de amor.

El ejemplo anterior se repite en cualquier relación, inclusive con las personas con las cuales te cruzas. ¿Cuantas veces estás un una playa, y comienzas a mirar a las personas y a enjuiciarlas? Esa está gorda, aquella es demasiado delgada. Esos niños son muy escandalosos. Cuando haces esto, estas funcionando desde el ego, y no tendrás paz.

Te invito a que experimentes por una semana y únicamente mires el ser real y amoroso de cada persona que te encuentres, no importa quién sea ni lo que esté haciendo. Mira más allá de las apariencias y siente amor. Luego en tu mente, envíale amor sin que se te cruce ni un juicio. Si aparece el juicio, inmediatamente cámbialo por un pensamiento de amor. Verás cómo cada vez más comienzas a sentir amor. Esa es tu verdadera naturaleza. Disfrútala.

Principio 6: Podemos aprender a amarnos a nosotros mismos y a los demás, perdonando en vez de juzgando.

Perdonar, en este sentido, no es lo que usualmente conoces como perdonar. No es mirar a alguien que “te hizo” algo y decirle, te perdono pero, no olvido.

He mencionado en otros blogs, que cuando ves algo en otra persona, es una proyección de ese algo dentro de ti. Tus pensamientos te hacen vibrar a cierto nivel. Si tienes pensamientos negativos, tendrás una vibración más densa. Si tus pensamientos son positivos, tendrás una vibración más alta.

 Por la ley de atracción, vas a atraer a tu vida personas que tienen una vibración similar. Cuando esa persona que atraes hace cosas que no te gustan de ti pero que no aceptas que las tienes, te va a dar mucho coraje. Tal vez pienses que es imperdonable. Si alejas a esa persona de tu vida porque lo que te hizo no tiene perdón y no lo sanas en ti, va a venir alguien más con características similares.

Esos actos imperdonables, ya sea que vengan de otra persona o  de ti, provienen de la parte de la mente que Un curso de milagros llama el ego. Es sea parte que cree que está separada de Dios. La que se considera pecadora cuando en realidad, nuestro verdadero ser sigue unido al Creador y es puro amor.

El perdón en este principio es poder ver más allá del acto al verdadero ser que es perfecto y siempre amoroso. Es ver al otro como nuestro espejo y poder mirar hacia adentro para poder reconocer qué tenemos que sanar. O sea, ver al otro como mi maestro.

Perdonar no significa que aceptamos los actos inadecuados de otra persona. El perdón es una corrección interna que hace que nuestro corazón se sienta más liviano y nos libera para vivir en el presente, para vivir en el amor. Es mayormente para nuestra paz mental. Al estar en paz y amor, podemos extenderlos a otros, y este es el regalo más valioso que podemos dar.

Susan S. Trout, Ph.D., discute estos principios en su libro Para ver de otra manera,  dondehace el cuento de esta señora y su familia que estuvieron años odiando y queriéndose vengar de la persona que asesinó a su hija de 18 años. El coraje y dolor los consumía a todos.

Después de años ella y su esposo decidieron confrontar al asesino en la cárcel para que les dijera por qué había asesinado a su hija.

Cuando lo tuvieron de frente, el odio que los había consumido se desapareció súbitamente, y sintieron amor por él. Pudieron reconocer su condición humada y su dolor. Al ver esto, sintieron compasión y amor. Se dieron cuenta que él también estaba sufriendo por lo que había hecho.

Esto es un ejemplo de lo que significa ver más allá del acto a la esencia de amor de la persona. Es lo que el principio llama perdonar.

Cuando escogemos ver a todos como maestros del perdón, cada momento nos permite ser felices y en paz y amor.

Principio 5: Ahora es el único tiempo que existe.

El dolor, la pena, la depresión, la culpa y otras formas de miedo se van cuando enfocas la mente en la paz amorosa de este instante.

Puedes escoger entre el amor o el miedo únicamente en el momento presente. Esta opción se toma hace instante a instante. En este instante santo, no hay preocupaciones ni estrés. Solo existe la paz. Se te va la paz tan pronto permites que entre a tu mente cualquier pensamiento que no sea exactamente lo que estás experimentando en este instante.

Hay una cita del maestro Zen vietnamita Thich Nhat Hanh que refleja muy bien este principio:

“Si mientras lavamos los platos, pensamos solo en la taza de té que nos espera, apresurándonos a sacar los platos del camino como si fueran una molestia, entonces no estamos “lavando los platos por los platos”.

Es más, no estamos vivos durante el tiempo que lavamos los platos. De hecho, somos completamente incapaces de realizar el milagro de la vida mientras estamos en el fregadero. Si no podemos lavar los platos, lo más probable es que tampoco podamos beber nuestro té. Mientras bebemos la taza de té, solo estaremos pensando en otras cosas, apenas conscientes de la taza en nuestras manos. Por lo tanto, somos succionados hacia el futuro y somos incapaces de vivir realmente un minuto de la vida”.

Vivir el momento presente requiere practica de tu parte porque estas acostumbrada a vivir en el pasado o en el futuro. Cada vez que te des cuenta que lo estás haciendo, trae tu mente al presente. Concéntrate totalmente en lo que estás haciendo. Cuando lo logres veras que lo único que sientes es paz.

Para lograr esto es necesario que perdones tu pasado y esto incluye a todas las personas, pero principalmente a ti. Pídele a tu Ser Superior, o a quien acudas cuando necesitas una ayuda superior, que te ayude a ver cuál fue tu participación en lo que haya sido y cuál es la lección que tienes que aprender de la experiencia. No tengo dudas que poco a poco lo iras lográndolo y serán cada vez menos las veces que tu mente se vaya del momento precioso que estás viviendo.