El dolor, la pena, la depresión, la culpa y otras formas de miedo se van cuando enfocas la mente en la paz amorosa de este instante.
Puedes escoger entre el amor o el miedo únicamente en el momento presente. Esta opción se toma hace instante a instante. En este instante santo, no hay preocupaciones ni estrés. Solo existe la paz. Se te va la paz tan pronto permites que entre a tu mente cualquier pensamiento que no sea exactamente lo que estás experimentando en este instante.
Hay una cita del maestro Zen vietnamita Thich Nhat Hanh que refleja muy bien este principio:
“Si mientras lavamos los platos, pensamos solo en la taza de té que nos espera, apresurándonos a sacar los platos del camino como si fueran una molestia, entonces no estamos “lavando los platos por los platos”.
Es más, no estamos vivos durante el tiempo que lavamos los platos. De hecho, somos completamente incapaces de realizar el milagro de la vida mientras estamos en el fregadero. Si no podemos lavar los platos, lo más probable es que tampoco podamos beber nuestro té. Mientras bebemos la taza de té, solo estaremos pensando en otras cosas, apenas conscientes de la taza en nuestras manos. Por lo tanto, somos succionados hacia el futuro y somos incapaces de vivir realmente un minuto de la vida”.
Vivir el momento presente requiere practica de tu parte porque estas acostumbrada a vivir en el pasado o en el futuro. Cada vez que te des cuenta que lo estás haciendo, trae tu mente al presente. Concéntrate totalmente en lo que estás haciendo. Cuando lo logres veras que lo único que sientes es paz.
Para lograr esto es necesario que perdones tu pasado y esto incluye a todas las personas, pero principalmente a ti. Pídele a tu Ser Superior, o a quien acudas cuando necesitas una ayuda superior, que te ayude a ver cuál fue tu participación en lo que haya sido y cuál es la lección que tienes que aprender de la experiencia. No tengo dudas que poco a poco lo iras lográndolo y serán cada vez menos las veces que tu mente se vaya del momento precioso que estás viviendo.