Principio 6: Podemos aprender a amarnos a nosotros mismos y a los demás, perdonando en vez de juzgando.

Perdonar, en este sentido, no es lo que usualmente conoces como perdonar. No es mirar a alguien que “te hizo” algo y decirle, te perdono pero, no olvido.

He mencionado en otros blogs, que cuando ves algo en otra persona, es una proyección de ese algo dentro de ti. Tus pensamientos te hacen vibrar a cierto nivel. Si tienes pensamientos negativos, tendrás una vibración más densa. Si tus pensamientos son positivos, tendrás una vibración más alta.

 Por la ley de atracción, vas a atraer a tu vida personas que tienen una vibración similar. Cuando esa persona que atraes hace cosas que no te gustan de ti pero que no aceptas que las tienes, te va a dar mucho coraje. Tal vez pienses que es imperdonable. Si alejas a esa persona de tu vida porque lo que te hizo no tiene perdón y no lo sanas en ti, va a venir alguien más con características similares.

Esos actos imperdonables, ya sea que vengan de otra persona o  de ti, provienen de la parte de la mente que Un curso de milagros llama el ego. Es sea parte que cree que está separada de Dios. La que se considera pecadora cuando en realidad, nuestro verdadero ser sigue unido al Creador y es puro amor.

El perdón en este principio es poder ver más allá del acto al verdadero ser que es perfecto y siempre amoroso. Es ver al otro como nuestro espejo y poder mirar hacia adentro para poder reconocer qué tenemos que sanar. O sea, ver al otro como mi maestro.

Perdonar no significa que aceptamos los actos inadecuados de otra persona. El perdón es una corrección interna que hace que nuestro corazón se sienta más liviano y nos libera para vivir en el presente, para vivir en el amor. Es mayormente para nuestra paz mental. Al estar en paz y amor, podemos extenderlos a otros, y este es el regalo más valioso que podemos dar.

Susan S. Trout, Ph.D., discute estos principios en su libro Para ver de otra manera,  dondehace el cuento de esta señora y su familia que estuvieron años odiando y queriéndose vengar de la persona que asesinó a su hija de 18 años. El coraje y dolor los consumía a todos.

Después de años ella y su esposo decidieron confrontar al asesino en la cárcel para que les dijera por qué había asesinado a su hija.

Cuando lo tuvieron de frente, el odio que los había consumido se desapareció súbitamente, y sintieron amor por él. Pudieron reconocer su condición humada y su dolor. Al ver esto, sintieron compasión y amor. Se dieron cuenta que él también estaba sufriendo por lo que había hecho.

Esto es un ejemplo de lo que significa ver más allá del acto a la esencia de amor de la persona. Es lo que el principio llama perdonar.

Cuando escogemos ver a todos como maestros del perdón, cada momento nos permite ser felices y en paz y amor.

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