A pesar del aparente caos en tu vida, puedes escoger estar en paz, sabiendo que siempre estas conectado y sostenido por la Fuente que siempre es amorosa y pacífica.
Cuando algo no funciona en tu vida, la tendencia es echarle la culpa a algo o alguien fuera de ti. Sin embargo, lo que determina tu paz son los pensamientos que tienes sobre las cosas o personas.
Cuando piensas que eres víctima de las circunstancias y para estar en paz tienes que esperar a que cambie lo que sea fuera de ti que te está afectando, no tienes ningún poder.
Nada fuera de ti te afecta. Te afecta lo que piensas sobre eso. El mejor don de Dios es la libertad de escoger los pensamientos que pones en la mente. Esto significa que cada segundo puedes escoger la paz en vez del conflicto. Una vez que te das cuenta que tu escoges lo que piensas recobras tu poder. Sales del rol de víctima.
Este principio lo utilicé mucho cuando mi esposo falleció. Cuando pensaba en él y el dolor se hacía tan intenso que lo que quería era llorar y llorar me acordaba de este principio e inmediatamente comenzaba a pensar en otra cosa. Escogía la paz a pesar del hecho de que ya no lo tenía en mi vida.
Una vez me pasó cuando iba en el carro. Comencé a pensar en la falta que me hacía. Cuando comencé a sentir la tristeza, inmediatamente decidí mirar las nubes y ver qué forma tenían. No permití que ningún otro pensamiento entrara a mi mente excepto las nubes. Me concentré totalmente en ellas hasta que el dolor pasó.
Esto lo puedes hacer ante cualquier situación o pensamiento que te quite la paz. Las emociones no existen por si solas. Siempre están precedidas por un pensamiento. A veces, ese pensamiento es tan inconsciente que no nos damos cuenta, pero puedes estar segura que ahí está, antes de la emoción.
Ejerce tu libertad, escoge siempre la paz no importa lo que esté sucediendo en tu vida.