(Esto es continuación del blog anterior.)
Cuando yo me inicié en Reiki, el proceso de llegar a ser maestra era bastante caro. Pasaron los años, y el precio fue bajando. Un buen día, mi voz interior comenzó a decirme que me hiciera maestra de Reiki. Ya yo me había comprometido conmigo misma a escuchar esa voz, no importaba lo que me dijera.
Comencé a buscar quien lo enseñara cuando abrí el periódico y vi un anuncio de una página de un maestro de Reiki puertorriqueño, Reinaldo Torres (q.e.p.d.) Reinaldo vivía en Tampa y venía a Puerto Rico a dar clases de Reiki III, o maestría. Lo llamé a Tampa, y luego de una experiencia hermosa en sus clases, me inicié en Reiki III o maestra de Reiki.
Reiki fue traído a Occidente desde Japón por la Sra. Takata, de descendencia japonesa pero residente de Hawaii. Ella trató de que algo tan sagrado fuera respetado y valorado en Estados Unidos, y en el mundo occidental. Para lograr esto, la Sra.Takata estableció una serie de reglas sobre los precios y las iniciaciones. Voy a llamarle a esto Reiki Tradicional.
En la clase de Reinaldo, aprendí que con los años, el Reiki tradicional fue suavizándose, y cambiando un poco. Con Reinaldo, aprendí a sintonizar a las personas en la forma tradicional que incluye cuatro sintonizaciones. Además, aprendí a sintonizar con un símbolo adicional que permitía una sola sintonización. Nunca antes había escuchado eso, así es que en mi mente quedó la duda de si esa forma funcionaba.
Al poco tiempo fui a mi ciudad natal, Ponce, y visité a mi hermana. Cuando llego, me entero que su esposo estaba enfermo y con mucho dolor. Le dije que me había iniciado como maestra de Reiki y que podía enseñarle para que le diera Reiki a su esposo y ayudarlo con sus dolores. Ella fue mi primera estudiante. Nunca había dado clases de Reiki.
Como yo tenía aprisa, con un poco de aprehensión, decidí utilizar el sistema que permitía una sola sintonización y recé por que funcionara. Luego de sintonizar a mi hermana a esta extraordinaria energía le dije que practicara dándome Reiki a mí por si tenía alguna duda poder contestársela.
En Reiki, las manos se ponen con los dedos juntos para que la energía no se escape por los dedos abiertos. Luego de aproximadamente cinco minutos, me pregunta si es indispensable tener los dedos unidos. Recuerdo que le dije que nada era indispensable, solo preferible, y le pregunte por qué me hacia esa pregunta. Su respuesta, que me dejó perpleja, fue “es que me estoy quemando.”
Nuevamente, ni antes ni después había escuchado algo así. Le di las gracias a mis guías de Reiki pues estoy en la certeza de que querían dejarme saber que esa nueva forma de sintonizar funcionaba muy bien. Desde entonces, esa es la que utilizo en mis clases.
Es maravilloso saber que si aprendemos a escuchar los mensajes, nuestra voz interior nos dirige en cada momento.