Reiki en hospitales

Por muchísimos años, la mayoría de la gente caminaba por la vida como robots. Trabajaban o iban a la escuela durante el día. Llegaban, comían, se distraían en algo y a dormir. El próximo día lo mismo.

Tomaban como cierto lo que se enseñaba en las escuelas o se leía o escuchaba en las noticias. Los domingos se iba a la iglesia, y así transcurrían los días, semanas y años.

Poco a poco, la humanidad ha ido lentamente despertando. Los científicos ya hablan de la energía cuántica. Las creencias espirituales orientales fueron llegando a occidente. Ya es normal hablar de yoga, meditación, acupuntura y Reiki.

Últimamente, mayormente a petición de los pacientes, muchos hospitales están incluyendo tratamientos de Reiki como parte de las terapias alternas.

El Centro Nacional de Medicina Complementaria y Alternativa (NCCAM) coloca la terapia de Reiki en la categoría de energía de bio-campo. La energía del bio-campo es cualquier campo eléctrico o magnético producido por un organismo biológico. Ej., un humano.

¿Cuáles son los beneficios de Reiki?

  • Libera las emociones reprimidas.
  • Aumenta nuestro nivel energético, proporcionándonos vitalidad física y anímica.
  • Provoca un estado de relajación muy agradable, reduciendo o eliminando la ansiedad. Un tratamiento de Reiki ayuda mucho antes y después de una cirugía.
  • Alivia el dolor y el sufrimiento físico, mental, emocional o espiritual.
  • Disminuye los efectos secundarios de medicamentos y tratamientos, tales como la quimioterapia.

Hace muchos años, un querido amigo tuvo cáncer. Los efectos secundarios de la quimioterapia eran horribles. Cuando me enteré, le ofrecí Reiki, y aunque pensó que yo estaba loca, como confiaba en mí, me lo permitió.

A los días, me llamó para contarme de la diferencia tan grande en su bienestar después de la quimioterapia. Me dijo que los efectos secundaros se habían disminuido grandemente. Me pidió que si podía sintonizarle a él y a su esposa al Reiki, para así poder recibir Reiki antes y después de la quimioterapia. Eventualmente, mi amigo murió. Sin embargo, su calidad de vida mientras llegó el final fue muchísimo mejor que la que tenía antes del Reiki.

Antes de mudarme a California, el Cleveland Clinic de Weston, Fl estaba buscando terapistas de Reiki. Además, en muchos hospitales, enfermeras, y también médicos, están siendo sintonizados a Reiki.

Yo espero que siga la gente despertando a esta terapia tan suave pero poderosa.

Reiki III – Nivel de Maestria

(Esto es continuación del blog anterior.)

Cuando yo me inicié en Reiki, el proceso de llegar a ser maestra era bastante caro. Pasaron los años, y el precio fue bajando. Un buen día, mi voz interior comenzó a decirme que me hiciera maestra de Reiki. Ya yo me había comprometido conmigo misma a escuchar esa voz, no importaba lo que me dijera.

Comencé a buscar quien lo enseñara cuando abrí el periódico y vi un anuncio de una página de un maestro de Reiki puertorriqueño, Reinaldo Torres (q.e.p.d.) Reinaldo vivía en Tampa y venía a Puerto Rico a dar clases de Reiki III, o maestría. Lo llamé a Tampa, y luego de una experiencia hermosa en sus clases, me inicié en Reiki III o maestra de Reiki.

Reiki fue traído a Occidente desde Japón por la Sra. Takata, de descendencia japonesa pero residente de Hawaii. Ella trató de que algo tan sagrado fuera respetado y valorado en Estados Unidos, y en el mundo occidental. Para lograr esto, la Sra.Takata estableció una serie de reglas sobre los precios y las iniciaciones. Voy a llamarle a esto Reiki Tradicional.

En la clase de Reinaldo, aprendí que con los años, el Reiki tradicional fue suavizándose, y cambiando un poco. Con Reinaldo, aprendí a sintonizar a las personas en la forma tradicional que incluye cuatro sintonizaciones. Además, aprendí a sintonizar con un símbolo adicional que permitía una sola sintonización. Nunca antes había escuchado eso, así es que en mi mente quedó la duda de si esa forma funcionaba.

Al poco tiempo fui a mi ciudad natal, Ponce, y visité a mi hermana. Cuando llego, me entero que su esposo estaba enfermo y con mucho dolor. Le dije que me había iniciado como maestra de Reiki y que podía enseñarle para que le diera Reiki a su esposo y ayudarlo con sus dolores. Ella fue mi primera estudiante. Nunca había dado clases de Reiki.

Como yo tenía aprisa, con un poco de aprehensión, decidí utilizar el sistema que permitía una sola sintonización y recé por que funcionara. Luego de sintonizar a mi hermana a esta extraordinaria energía le dije que practicara dándome Reiki a mí por si tenía alguna duda poder contestársela.

En Reiki, las manos se ponen con los dedos juntos para que la energía no se escape por los dedos abiertos. Luego de aproximadamente cinco minutos, me pregunta si es indispensable tener los dedos unidos. Recuerdo que le dije que nada era indispensable, solo preferible, y le pregunte por qué me hacia esa pregunta. Su respuesta, que me dejó perpleja, fue “es que me estoy quemando.”

Nuevamente, ni antes ni después había escuchado algo así. Le di las gracias a mis guías de Reiki pues estoy en la certeza de que querían dejarme saber que esa nueva forma de sintonizar funcionaba muy bien. Desde entonces, esa es la que utilizo en mis clases.

Es maravilloso saber que si aprendemos a escuchar los mensajes, nuestra voz interior nos dirige en cada momento.

Reiki y niños

Reiki es tan sencillo que se les puede enseñar a niños. Hace muchos años sintonice a la energía Reiki a mi sobrino nieto. En ese momento tendría como cinco años. Como me encantan los niños, había aprendido una forma sencilla y entretenida de enseñarles a su nivel. El curso se llama Reiki Kids.

Recuerdo que le dije que la intención era como el interruptor de la luz para que la energía Reiki comenzara a fluir por las manos. Piensas en Reiki, y la energía comienza a fluir por tus manitas, le dije. Tal vez, se te pongan calientes.

Al rato de terminar, su mamá lo vino a buscar. Los vi ya en el auto cuando de pronto oigo su vocecita en la puerta. Titi Yve, titi Yve, llamaba. Cuando le abrí la puerta, me dice, gritando de la emoción, “Esto funciona, pensé en Reiki y ahora tengo las manos bien calientes.” Y así de hermosa fue mi primera experiencia enseñándole a un niño.

A los años, cuando me mudé a la Florida, tuve mis clases con grupos de niños desde los cinco hasta los doce años. Recuerdo que el anuncio decía de nueve a doce cuando recibo la llamada de una mamá que me dijo que su niña de cinco años quería tomar la clase. Luego de reflexionar, decidí que si ella estaba suficientemente interesada como para pedirle a su mamá que me llamara, era porque estaba lista. De más está decirles, que fue la que más preguntó y participó en la clase.

Tuve el honor de sintonizar a mis cuatro nietos a Reiki. La inocencia de los niños hace que todas estas cosas les sean bien naturales.

Hace un año me mudé a California en medio de la pandemia. Aún no he comenzado a dar mis clases. Quién sabe si un día de estos me sacudo y comienzo de nuevo. Mientras tanto, me hace muy feliz escribir sobre mis experiencias.

Reiki y el parto, experiencia maravillosa

¿A quién le gustaría dar a luz sin sentir dolores horribles? A mí me hubiera encantado, pero cuando tuve a mis hijos no sabía que Reiki existía.

Cuando me fui a la Universidad de Derecho de Georgetown, en Washington D.C. a estudiar una maestría en Derecho Internacional, estuve fuera de Puerto Rico por un tiempo.

Cuando regresé, no sabía que mi amiga, Carmen, estaba embarazada. Como las cosas suceden cuando tienen que suceder, cerré la puerta de mi apartamento con las llaves adentro. Mi amiga, Margarita, que tenía llaves, no llegaba hasta por la noche. Como tenía las llaves del carro en mi bolsillo, me fui a visitar a la suegra de mi hermana, que vivía cerca. Para mi sorpresa, su vecina inmediata, y sobrina, Carmen, estaba dando a luz en su casa con unas parteras.

Cuando Carmen vio mi carro por la ventana pidió que yo fuera a verla. Estando a su lado, una voz interior me dijo, ponle las manos en la barriga. Le pregunté a Carmen si sabía lo que era Reiki y me dijo que no, pero que ella confiaba totalmente en mí, que hiciera lo que quisiera.

Nunca antes yo había dado Reiki en un parto, pero decidí seguir mi intuición. Siguiendo mi voz interior, le puse las manos en el vientre bajo. Como a los cinco minutos me dijo, “Oye Yve, ya no siento dolor donde tienes las manos, solo los músculos contrayéndose.” Me fui en pánico. Pensé que le había paralizado el parto y no sabía cómo volverlo a activar. Lo comenté a las parteras que me dijeron, que ese parto no lo paraba nadie, que siguiera con el Reiki.

Regresé donde Carmen y le pregunté donde le dolía. Me dijo que arriba de donde le había quitado el dolor anterior y ahí le puse las manos.

Para hacer el cuento largo corto, estuve todo el parto dándole Reiki y ella sin dolor, solo sentía los músculos contrayéndose. Por fin nació su bebé, y fue la experiencia más maravillosa que he tenido dando Reiki. Carmen estaba tan impresionada que cuando me inicié como maestra de Reiki, ella fue mi segunda alumna.

¿Y cómo llegue al segundo nivel de Reiki?

(Éste es una continuación del blog anterior)

Pasaron unos años desde mi iniciación al Reiki I. Iba para Nueva York con unas amistades a tomar unos cursos. Cuando fui a despedirme de mis padres, noté que mi papá tenía lo que parecía como una bola de golf arriba del codo. Pregunté, y me dijo mi mamá que el doctor había tratado todo y la próxima semana lo iban a operar. Les dije que yo hacía una cosa que se llamaba Reiki y podía ponerle las manos para ver si podía ayudarlo. Mi papá pensó que yo estaba loca, pero mi mamá insistió que me dejara ponerlas cinco minutos. Le puse las manos en “la bola” por cinco minutos, me despedí y me fui para Nueva York.

Cuando llegué al hotel, había un mensaje de que llamara a mi mamá. Me asusté pues pensé que había pasado algo terrible. Cuando le hablé, me dijo, “Todo está bien, es para dejarte saber que la bola se desapareció del brazo de tu papá. Ya no hay que operarlo.”

Yo misma me quedé sorprendida. Tan rápido, ¿pensé? Existe un propósito para todo en la vida. No siempre los tratamientos funcionan tan rápidamente. Todo depende del tiempo que la condición ha existido, las lecciones que la persona necesita aprender, etc.  Lo importante es que no tienes que creer en Reiki. Tienes que querer sanar pues Reiki no viola el libre albedrio.

El propósito para mí, era que creyera lo que no podía ver con mis ojos. Desde esa segunda experiencia, no tengo la menor duda que esa energía milagrosa existe y que de alguna forma que no entiendo entra por mi cabeza y sale por mis manos para ayudarme a mí y a otros.

Cuando regresé de Nueva York, mi papá me dijo que quería pagarme el segundo nivel de Reiki. Que alegría me dio. Enseguida comencé a buscar una maestra de Reiki, cuando me enteré que la maestra de Reiki que me inició en el primer nivel estaba de regreso en Puerto Rico. La llamé, y el resto es historia.

Reiki, energía inteligente universal

Cuando pienso en algo suavemente poderoso, lo primero que se me viene a la mente es Reiki. Y tal vez pienses, ¿y qué es eso? La palabra Reiki viene de dos Kanjis o caracteres que se utilizan en la escritura japonesa para expresar conceptos. En este caso Rei significa sagrado, espíritu, alma, divino, y Ki significa energía. Yo le llamo la energía de Dios que habita en cada uno de nosotros y en todas partes.

Reiki es una terapia milenaria por imposición de manos que balancea el cuerpo físico, emocional y mental. Reiki no se aprende leyendo un libro. La habilidad de dar Reiki se pasa de un Maestro de Reiki a la persona que se está iniciando.  Esto se hace a través de una sintonización o iniciación. En la iniciación  los canales que tenemos en las manos se abren para que fluya a través de ellos la energía Reiki.  

Como todo lo relacionado con Reiki, la iniciación es un proceso suave y sagrado. Una vez te inicias al Reiki, es para toda la vida. Aunque no la hayas utilizado en años, la energía se activa con la mera intención. Entra por el chacra coronario y sale por las manos, las cuales se sienten calientes una vez comienza a fluir Reiki.

Contrario a otras terapias por imposición de manos, cuando haces Reiki no estás utilizando tu propia energía. Eres un canal, como lo es una manguera cuando comienza a salir agua. Por lo tanto, tu energía no se disminuye, ni atraes hacia ti las energías de la otra persona.

Reiki tiene tres niveles básicos. El primero nivel es por imposición de manos en ciertas posiciones del cuerpo. Se puede hacer a uno mismo, o a otra persona, animal o planta.

El segundo nivel, o Reiki II, es Reiki a distancia. Aquí se aprenden tres símbolos o kanjis japoneses que sirven diversos propósitos, entre ellos enviar Reiki a distancia, no importa donde se encuentre la persona.

El tercer nivel es el nivel de maestría que algunos maestros lo dividen en dos. Aquí el estudiante es sintonizado a otros símbolos que le permiten, a su vez, poder sintonizar a personas que quieran aprender esta técnica milenaria.

Mi experiencia con Reiki comenzó bastante al principio del comienzo de mi búsqueda espiritual. En esa época, yo estaba tan ávida de conocimiento que donde hubiera una clase de lo que fuera allí iba yo. Así tome el primer nivel de Reiki, por mera curiosidad.

No fue hasta meses después que estaba pasando por un momento difícil que decidí usar Reiki para tranquilizar mis emociones. Como abogada, en esa época yo necesitaba evidencia para creer las cosas. Fue como si mis guías de Reiki dijeran, ¿tú necesitas pruebas?, pues aquí va. Como a los 15 minutos de estar poniendo mis manos en mi cuerpo en las posiciones de Reiki, comencé a sentir una energía poderosa que iba en círculo desde mi cabeza a los pies y subía de los pies a la cabeza. Ni antes ni después he sentido la energía así de fuerte, pero eso me convenció de que algo estaba pasando. Desde ahí en adelante, comencé a darme tratamientos de Reiki.

En los próximos blogs, les seguiré contando mi experiencia y cómo fui iniciándome en los otros niveles hasta llegar al nivel de maestría.