Aunque mucha gente piensa que es un cuerpo que tiene un espíritu, en realidad, somos un espíritu habitando un cuerpo. Vinimos a este planeta Tierra con un propósito – elevar nuestra consciencia hasta reconocer nuestra eterna unión con el Creador. Lo logramos cuando aprendemos a vivir desde el amor y no desde el miedo.
Para poder estar en este mundo de tercera dimensión, necesitamos un cuerpo físico. A su vez, creamos nuestras experiencias, a las que llamamos nuestra vida, a través de la mente y los pensamientos que sostenemos con regularidad.
Por lo tanto, no puedes perder de perspectiva que eres cuerpo, mente y espíritu. Alimentar estas tres áreas es la base de la filosofía holística. Si ignoras alguna de ellas, estás incompleto. No importa por donde empieces siempre y cuando incluyas las tres.
En su evolución como raza humana, el ser humano ha pasado por distintas etapas evolutivas. En algunas, se concentró en el cuerpo, en otras en el espíritu y en otras en la mente. Por esta evolución, me refiero a millones de años.
Nos encontramos en la última etapa de la tercera dimensión, donde el planeta y sus habitantes subirán, poco a poco, a la quinta dimensión. Para lograr esto, tenemos que sutilizar nuestro cuerpo y limpiar nuestra mente de toda negatividad, o sea, vivir mayormente en el amor.
Voy a dedicar los próximos blogs para explicar distintas formas mediante las cuales podemos ayudarnos a balancearnos en mente, cuerpo y espíritu. Los invito a leerlos.