¿Sabes que tienes unas creencias preconcebidas sobre ti y la vida en general? Puedes llamarles tu credo de vida. Este credo está formado por el conjunto de pensamientos e ideas que repites constantemente, las cuáles son en su mayoría, inconscientes. A través de tus creencias tú interpretas todo lo que te sucede en la vida. Es por eso que un mismo evento puede ser interpretado de mil formas, si hay mil personas que lo experimentan. Lo interesante es que una vez tienes tu credo, piensas que así es que deben ser las cosas.
Te voy a dar un ejemplo de cómo una misma experiencia se ve de diferente forma, con la historia de tres ciegos que están parados frente a un elefante. Uno está en la trompa, otro en una de las patas y el tercero al costado. Se les dice que describan lo que es un elefante. Los tres proceden a tocar la parte del elefante que tienen de frente y luego lo describen así:
- El que está en la trompa dice, el elefante es un animal largo delgado y curvo.
- El que está en la pata dice, no, el elefante es un animal corto, que parece una columna.
- El que está en el costado dice, no, el elefante es un animal macizo que parece una pared.
Los tres comienzan a discutir, tratando de convencerse, unos a los otros, de que su descripción es la correcta, sin darse cuenta que cada cual estaba describiendo un pedazo del elefante. Cada uno tenía una parte de la realidad.
¿Cuántas veces te has encontrado discutiendo, tratando de probar que tu forma de ver las cosas es la correcta? Tus creencias crean tu mundo, bueno o malo, feliz o infeliz. De ti depende.
Una vez abres tu mente y comienzas a despertar, puedes decidir si tu credo te trae felicidad. Si no, es tiempo de examinarlo y cambiar cualquier cosa que necesite ser cambiada para lograr la paz. Eso se logra tomando la decisión de cambiar y comprometiéndote a hacer lo que sea necesario.