¿Que perdone a quién? ¿Estás loca?

Eso es lo que yo pensaba cuando alguien me decía que perdonara a alguien que me había hecho daño. El que piensa que otra persona le ha hecho daño por maldad es imposible que perdone.

Aquí es que entra el concepto del perdón de Un curso de milagros. Como he mencionado en otros blogs, el Curso enseña que todo lo que ves afuera es una proyección de un pensamiento que tiene adentro.

Siempre recuerdo una frase de uno de mis maestros: “no hay nada allá afuera, siempre te estás hablando a ti misma”. Y tú dirás, ¿cómo que no? Yo veo gente y situaciones fuera de mí y reacciono a ellas.

Ese es el concepto que tienes que soltar para aprender a perdonar. Ya he mencionado anteriormente en otros blogs que todo es energía. La energía es electromagnética y atrae hacia sí energía de una vibración similar. Esos pensamiento que tienes en el inconsciente son energía. Si piensas que no vales suficiente, vas a atraer a tu vida personas y circunstancias que te reflejen ese pensamiento.

Cuando proyectas hacia afuera lo que piensas y sientes, y se lo tiras a otra persona, es una gran oportunidad que te da la vida de poder ver lo que tienes adentro escondido. Es mucho más fácil ver a paja en el ojo ajeno que en el propio.

Si logras cambiar la forma en que veías las cosas y te sales del rol de víctima, y comienzas a ver cualquier situación o persona fuera de ti como tu maestro, que te está enseñando tus pensamientos internos. En ese caso, te darás cuenta que al perdonar al otro te estas perdonando a ti.

El perdón, entonces se puede resumir en 3 pasos:

  1. Reconocer que el problema no está fuera de ti. Con este paso, reconoces que no tienes que esperar que el otro cambie para ser feliz o estar en paz. La que tiene que cambiar sus pensamientos eres tú.
  2. Luego viene la parte más difícil que es lidiar con el sentimiento de culpa que produce el pensar que voluntariamente nos separamos de Dios. Esa culpa viene del miedo que nos da pensar en el castigo que Dios nos va a dar si nos encuentra. Por eso nos escondimos en el ego. Pero Dios es Amor y solo quiere Amor para nosotros. Ahí es que entra el Espíritu Santo, esa parte de nuestra mente que sabe que la separación nunca existió, excepto en nuestra mente equivocada.

En este segundo paso, le dices al Espíritu Santo en ti, ya no quiero sentirme culpable.

  1. Aquí le entregas tus sentimientos de miedo y de culpa al Espíritu Santo y le dices, ayúdame a ver las cosas de forma diferente y te aseguro que lo hará.

El perdón es poder mirar más allá de un ataque y lograr verlo como un pedido de ayuda. No puede haber excepciones. Ni el de afuera es culpable, ni tu tampoco. Esa es la visión de Cristo.

Lo anterior es un proceso. No es apretar un botón y ya. Lo importante es que lo hagas parte de ti para que no desaproveches oportunidades de sanación y perdón.

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