Recientemente mencioné en otro blog que dar y recibir son lo mismo. Dado que una relación es un laboratorio perfecto para la curación, examinaré una forma en que se manifiesta este principio.
En todo momento, estás dando y recibiendo, incluso si no te das cuenta. Todo es energía y estás en constante intercambio de energía con otras personas.
Constantemente das y recibes a través del pensamiento. Crear conciencia de estos es tu responsabilidad. De esta manera, solo estarás dando pensamientos positivos y edificantes.
Es fundamental establecer un equilibrio entre dar y recibir en una relación, ya sea de pareja, amistad, familia, etc. Para establecer este equilibrio es fundamental sentir que eres digno de recibir.
Mientras esté abierto a recibir y dispuesto a dar, habrá un equilibrio en este intercambio energético. Es cuando te cierras a recibir o no puedes dar cuando creas un desequilibrio.
Este desequilibrio suele provocar resentimiento en quienes dan todo el tiempo sin sentir que están recibiendo o en quienes reciben sin sentir que están dando.
En las relaciones especiales que menciona Un curso de milagros, donde inconscientemente buscamos una relación para llenar algún vacío, el dicho de que los opuestos se atraen tiene su verdad. A menudo, alguien que no sabe cómo dar atraerá a alguien que necesita aprender a recibir y viceversa.
Anteriormente he dicho que lo que vemos afuera es un espejo de lo que tenemos adentro. Te recomiendo que dejes el juego de culpar y empieces a mirar dentro. Si la otra persona se queja de que no le das lo que necesita o no sabe cómo recibirlo, detente y escucha. Busca tus pensamientos que no te permiten dar o recibir. Si deseas elevar tu conciencia, ve a la otra persona como tu maestro y agradece que esté allí para enseñarte lo que necesitas aprender.
Como dar y recibir es lo mismo, empieza a dar lo que quieres recibir y verás como todo cambia. A medida que la energía regresa multiplicada al lugar de origen, no solo notarás la felicidad de dar, sino que en la medida en que des, recibirás.
Recibes amor dándolo. Pero recuerda que el verdadero dar es incondicional y no espera nada a cambio.