¿Qué es la quinta dimensión?

Para poder entender, y si vibras con la información, aceptar los conceptos que voy a publicar en los próximos blogs, es necesario que tomes todo lo que has aprendido hasta ahora, lo pongas en una caja y pongas esa caja en una tablilla. Abre tu mente a infinitas posibilidades.

La quinta dimensión es un estado de consciencia y de frecuencia. Muchas personas piensan que la quinta dimensión es un lugar hacia donde nos estamos dirigiendo como humanidad y como planeta. No vamos para ningún lado.

En este momento que estamos en tercera dimensión, la frecuencia vibratoria de la Tierra es 7.8 hercios. La frecuencia vibratoria va desde los 40 a los 100 hercios en la quinta dimisión. Vaya brinco en vibración.

Para que nuestros cuerpos puedan existir en la tercera dimensión, que es muy densa, la base del cuerpo es carbono, que es un elemento muy denso. Nuestra alimentación se basaba en la carne de animales por esta razón.

En el proceso a la quinta dimensión, el cuerpo humano del que decida estar en la quinta dimensión tendrá como base el silicio. Digo del que decida porque, como en todo en la vida, el ser tiene libre albedrio. Puede decidir lo que desea y vivir las consecuencias de su decisión.

¿Cómo se logra ese cambio de carbono a silicio? Hay dos vías principales:

  1. A través de los alimentos

Una vez comienzas la transición del carbono al silicio, debes comer alimentos que se nutren del sol, como vegetales y frutas. Esto no quiere decir que inmediatamente tienes que dejar todas las carnes. Es un proceso. Irás notando cómo, poco a poco, deja de interesarte ese tipo de alimento.

  1. A través de los pensamientos y actitudes

Los pensamientos negativos, los corajes y otras emociones negativas te mantienen en una vibración baja. Para poder subsistir en una vibración alta, debes elevar la vibración del cuerpo físico. Eso lo logras haciendo, entre otras cosas, lo siguiente:

  • Teniendo tu mente en el amor y todas sus manifestaciones.
  • Perdonando y aprendiendo a ver las cosas desde el amor.
  • Trabajando tus miedos y tus inquietudes.
  • Meditando.
  • Orando.

Comienza con estas dos cosas y poco a poco iras viendo un cambio en ti. Adelante con los cambios.

 

Feliz aniversario, hoy hace un año que comencé a publicar los blogs.

Como mencioné antes en uno de mis primeros blogs, desde muy joven sentí un llamado a ayudar a despertar a las personas. Estamos en un momento en la historia de la humanidad y del planeta Tierra con su alma, GAIA, que ese despertar en  conciencia es una situación de sí o sí. Todos los que queremos ascender tenemos que decir sí a esta inmensa ascensión de nuestro planeta y sus habitantes, nosotros y todo ser viviente, para ascender en conciencia a la quinta dimensión.

Estamos ahora y hemos estado durante muchos, muchos años, en la tercera dimensión. Y te preguntarás, ¿por qué no a la cuarta dimensión? Estamos ascendiendo en fisicalidad y la cuarta dimensión es una dimensión etérea. Esta es la dimensión a la que vamos cuando morimos y no tenemos cuerpo físico.

Espero que con mis blogs te haya ayudado a elevar tu conciencia. Ahora trataré de facilitar la comprensión de esta ascensión en la conciencia.

 

 

Si quieres tener un día positivo, créalo

Cuando me acuesto en la noche dedico un tiempo a examinar mi día. Con mucha tranquilidad traigo a mi mente todas las cosas buenas que atraje a mi vida ese día. Luego de analizarlas, agradezco el haberlas vivido. La energía del agradecimiento atrae cosas de energía similar.

Una vez termino con todo lo positivo, comienzo a pensar en lo que no me agradó o no me hizo feliz. Aquí es que comienza mi análisis.

  • Primeramente, reconozco que todo surgió de mí. Nada ni nadie es culpable.
  • Luego me detengo con cada experiencia y busco en mi interior cuál sería mi lección.
  • Para tener claridad, acudo a mi Espíritu Santo o Ser Superior para que me ayude a ver las cosas con claridad.
  • Algunas de las lecciones pueden ser paciencia, compasión, tolerancia.
  • Una vez tengo claridad sobre la razón de esa experiencia en mi vida, la dejo ir luego de agradecer la lección. No la guardo en mi mente para luego estar sufriendo de nuevo esta vez por no soltar.

En la mañana siguiente, antes de levantarme, planifico en  mi mente el día que quiero tener. Aquí utilizo toda mi imaginación.

  • Si tengo cosas específicas que hacer, pienso en cada una individualmente. Me visualizo haciéndola y traigo a mi corazón la gran dicha que me produce esa actividad.
  • Pienso en todos los detalles y me deleito en mi mente. No permito que nada negativo entre a mi mente.
  • Después que he hecho lo mismo con cada cosa que quiero hacer ese día, me levanto y así comienzo mi día.

Yo creo el día que quiero. Y si no lo logro hoy, será mañana. Tú también tienes ese poder.

 

¿Escojo ser víctima o estar en paz?

 

La otra noche tuve un ataque de muchos sentimientos: coraje, tristeza, ansiedad. Se me quedó la puerta de mi cuarto abierta. El perro la vio y me imagino que pensó, aja, nunca me han dejado entrar a ese cuarto. Déjame entrar y marcar mi territorio, que es el lugar que me falta.

Cuando salí a regañarlo, mi hijo lo cogió, lo llevó a mi cuarto, le dijo con firmeza “Eso no se hace ahí”, y le dio una palmada. Cuando yo vi eso, me puse como una loca. Comencé a gritar que yo no podía con violencia, que jamás hiciera una cosa así frente a mí de nuevo. Estaba tan alterada que me encerré en mi cuarto a llorar. Al rato, me calmé y me puse a analizar la situación.

Estas son las cosas que pudiera haber hecho:

  • Ver a mi hijo como un abusador. (Cosa que yo sabía que no era.)
  • Tener coraje con él.
  • Sentirme como una víctima.
  • Escoger estar infeliz en vez de escoger la paz.

Estas son las cosas que hice:

  • Respirar profundamente para calmarme.
  • Reconocer que fuera de mí no hay nada.
  • Ver a mi hijo inocente.
  • Buscar dentro de mí para ver que se me activó.
  • Reconocer que mi reacción fue exagerada pues fue solo una palmadita.
  • Pedirle a mi Espíritu Santo que me ayudara a ver las cosas de forma diferente.

Al rato, vinieron a mi mente lo siguientes recuerdos:

  • Cuando mis dos hijos eran pequeños, yo les daba en las piernitas cuando se portaban mal.
  • Eso lo aprendí de mi mamá, y seguramente, ella lo aprendió de la de ella.
  • Sentí una gran tristeza y culpa.
  • Entendí que en ese momento yo no sabía mejor, pero que gracias a Dios hace mucho que sí.
  • Le pedí a mi Espíritu Santo que me ayudara a perdonarme y a perdonar a mi mamá.
  • Pensé en la lección 134 de Un curso e milagros que dice “podría ver paz en lugar de esto”.
  • Luego de esto, cerré los ojos y me quedé un rato en silencio, respirando profundamente. Al rato, sentí una gran paz y supe que el proceso había terminado.

En la mañana, hablé con mi hijo y le pedí perdón por mi ignorancia cuando él era un niño. Su respuesta fue, ¿perdón otra vez? Yo te perdoné la primera vez que me lo pediste hace mucho tiempo.

Obviamente, la que tengo que perdonarme soy yo.

Y con este cuento, los invito a hacer este proceso cada vez que les surja una emoción que no sea paz o amor. Al yo hacerlo, me evite muchos días de coraje y sufrimiento y volví a estar en paz.

 

Honestidad con uno mismo

Yo nací honesta. Nadie tuvo que enseñarme la importancia de decir la verdad. Se me dificulta mucho tratar con personas deshonestas. Si alguien me miente, es bien difícil para mí volverle a creer.

En estos días he estado pensando en la honestidad. Hace poco me uní a un grupo que se llama Meet Up. Entre mis gustos, puse que me gustaba bailar. Lo que no se me ocurrió en ese momento es que me fascina bailar música latina. Habiendo vivido por muchos años donde predominaba la gente hispana, no me acordé que ahora vivo en California donde no es así.

En realidad puedo bailar música americana, pero tiene que tener un ritmo que se me meta por dentro.  Así las cosas, fui a mi primera fiesta americana y la música no me movió. Baile una pieza y me fui. Cuando llegó la segunda, de nuevo contesté que iba a ir. Fui a YouTube y escuché algunas canciones de la banda y me di cuenta que no me gustaban tampoco. Me encontré en una encrucijada. Ya había contestado que sí, y pensé que al menos debía ir un rato. Al poco rato, comencé a sentirme incómoda y con estrés. En el momento, no pude identificar mi incomodidad.

Como mi Espíritu Santo es mi mejor amigo, me puse a conversar con él (en mi mente, por supuesto) sobre mi incomodidad y estrés. Mis pasos en la conversación siempre son los mismos. Le digo, estoy incómoda y sé que surge de mis pensamientos. Ayúdame a ver cuál es, y a cambiarlo por uno amoroso que me traiga paz.

Al poco rato, me llegó a la mente la palabra honestidad. Me di cuenta que no estaba siendo honesta conmigo misma. Por no ofender al que dirige estas actividades, me estaba poniendo a mí en una situación que no me hacía feliz.  Una vez me di cuenta de esto, tomé la decisión de no ir. Envié un texto diciendo que no iba, e inmediatamente comencé a sentirme tranquila.

Recuerda, la honestidad comienza por casa.

 

Pensamientos para el año 2022

Esta es la primera semana del nuevo año. Una amiga me envió este pensamiento que les comparto abajo. Ha sido compartido muchas veces. No sé quién lo escribió, pero no fui yo. Meramente lo encontré hermoso. Ojalá todo el que lo lea lo aplique.

No te deseo un año maravilloso dónde todo sea bueno. Ése es un pensamiento infantil y utópico.

Te deseo que te animes a mirarte, y que te ames como eres.

Que tengas el suficiente amor propio para pelear muchas batallas, y la humildad para saber que hay batallas imposibles de ganar por las que no vale la pena luchar.

Te deseo que puedas aceptar que hay realidades que son inmodificables, y que hay otras, que si corres del lugar de la queja, podrás cambiar. Que no te permitas los “no puedo” y que reconozcas los “no quiero”.

Te deseo que escuches tu verdad, y que la digas, con plena conciencia de que es sólo tu verdad, no la del otro. Que te expongas a lo que temes porque es la única manera de vencer el miedo.

Que aprendas a tolerar las “manchas negras” del otro, porque también tienes las tuyas, y eso anula la posibilidad de reclamo.

Que no te condenes por equivocarte; no eres todopoderoso.

Que crezcas, hasta donde y cuando quieras. No te deseo que el 2022 te traiga felicidad. Te deseo que logres ser feliz, sea cual sea la realidad que te toque vivir.