Reiki, energía inteligente universal

Cuando pienso en algo suavemente poderoso, lo primero que se me viene a la mente es Reiki. Y tal vez pienses, ¿y qué es eso? La palabra Reiki viene de dos Kanjis o caracteres que se utilizan en la escritura japonesa para expresar conceptos. En este caso Rei significa sagrado, espíritu, alma, divino, y Ki significa energía. Yo le llamo la energía de Dios que habita en cada uno de nosotros y en todas partes.

Reiki es una terapia milenaria por imposición de manos que balancea el cuerpo físico, emocional y mental. Reiki no se aprende leyendo un libro. La habilidad de dar Reiki se pasa de un Maestro de Reiki a la persona que se está iniciando.  Esto se hace a través de una sintonización o iniciación. En la iniciación  los canales que tenemos en las manos se abren para que fluya a través de ellos la energía Reiki.  

Como todo lo relacionado con Reiki, la iniciación es un proceso suave y sagrado. Una vez te inicias al Reiki, es para toda la vida. Aunque no la hayas utilizado en años, la energía se activa con la mera intención. Entra por el chacra coronario y sale por las manos, las cuales se sienten calientes una vez comienza a fluir Reiki.

Contrario a otras terapias por imposición de manos, cuando haces Reiki no estás utilizando tu propia energía. Eres un canal, como lo es una manguera cuando comienza a salir agua. Por lo tanto, tu energía no se disminuye, ni atraes hacia ti las energías de la otra persona.

Reiki tiene tres niveles básicos. El primero nivel es por imposición de manos en ciertas posiciones del cuerpo. Se puede hacer a uno mismo, o a otra persona, animal o planta.

El segundo nivel, o Reiki II, es Reiki a distancia. Aquí se aprenden tres símbolos o kanjis japoneses que sirven diversos propósitos, entre ellos enviar Reiki a distancia, no importa donde se encuentre la persona.

El tercer nivel es el nivel de maestría que algunos maestros lo dividen en dos. Aquí el estudiante es sintonizado a otros símbolos que le permiten, a su vez, poder sintonizar a personas que quieran aprender esta técnica milenaria.

Mi experiencia con Reiki comenzó bastante al principio del comienzo de mi búsqueda espiritual. En esa época, yo estaba tan ávida de conocimiento que donde hubiera una clase de lo que fuera allí iba yo. Así tome el primer nivel de Reiki, por mera curiosidad.

No fue hasta meses después que estaba pasando por un momento difícil que decidí usar Reiki para tranquilizar mis emociones. Como abogada, en esa época yo necesitaba evidencia para creer las cosas. Fue como si mis guías de Reiki dijeran, ¿tú necesitas pruebas?, pues aquí va. Como a los 15 minutos de estar poniendo mis manos en mi cuerpo en las posiciones de Reiki, comencé a sentir una energía poderosa que iba en círculo desde mi cabeza a los pies y subía de los pies a la cabeza. Ni antes ni después he sentido la energía así de fuerte, pero eso me convenció de que algo estaba pasando. Desde ahí en adelante, comencé a darme tratamientos de Reiki.

En los próximos blogs, les seguiré contando mi experiencia y cómo fui iniciándome en los otros niveles hasta llegar al nivel de maestría.

Me estas privando…

Es interesante eso de vivir con otras personas. Si estamos alertas, aprendemos muchas cosas de nosotros mismos. Como he mencionado en otros blogs, siempre somos un espejo unos de otros.

Cuando yo era niña mi papá se pasaba acostado leyendo, y el ruido le molestaba. Como niños, mis hermanos y yo jugábamos y hacíamos ruidos con nuestras risas y gritos. Mi mamá venía corriendo, y nos decía que nos calláramos que estábamos molestando a mi papá. Después de escuchar eso tantas veces se imaginarán que uno de los pensamientos que se me grabaron en la mente es que molesto.

En nuestro caminar por la vida, una vez entendemos que lo que vemos afuera es, en realidad, una proyección de nuestro pensamiento en otra persona, las interacciones se vuelven lo más interesantes. Dejamos de culpar y comenzamos a buscar el pensamiento que estamos proyectando. Es como un juego de detectives.

Con eso en mente, les cuento mi última experiencia. Carla, mi nuera, trabaja desde la casa. Se pasa todo el día en la oficina. En muchas ocasiones me he ofrecido para ayudarla en algo. Por ejemplo, echar su ropa en la lavadora o fregar algún plato de ella. Siempre me contestaba, no gracias. Yo lo hago después.

Luego de bastante tiempo escuchando eso decido hablar con ella y la conversación fue de lo más interesante. Le digo, ¿Carla, por qué nunca me permites ayudarte? ¿Es que no te gusta que otra gente toque tus cosas? No, me contesta ella. Es que yo pienso que molesto.

Aquí está dije yo. Mi pensamiento de que molesto, el cual yo pensé que ya había sanado, está reflejado ahí. Eso me demostró que aún queda dentro de mi inconsciente alguna raíz pequeña de mi propio pensamiento que tengo que sanar. Si podemos ver los intercambios de esa manera, vemos en dónde estamos en nuestro proceso de despertar en consciencia.

Pero la cosa no quedó ahí. Luego de pensar unos minutos sobre lo que Carla me dijo, le pregunté si ella no sentía felicidad cuando ayudaba a alguien y me dijo que sí. Entonces le contesté, pues me estas privando a mí de sentir esa felicidad cuando hago algo por ti.

Para ayudarnos mutuamente a elevar nuestra consciencia quedamos en que si me ofrecía a ayudarle en algo y ella se negaba le iba a decir como recordatorio: “Me estas privando.”

Los invito a ver los intercambios en la vida de esta forma. Es mucho más interesante y menos doloroso.

Hay que confiar en el Universo

Es interesante ver cómo la vida nos trae lo que necesitamos en el momento preciso. Luego de vivir en Florida por 14 años, sola y feliz desde que me adapté a que mi esposo había fallecido, mi hijo menor, Pedro, y su esposa, Carla, me sugirieron que vendiera mi casa y ellos vendían su apartamento. Luego, comprábamos algo apropiado para que ellos, mi nieta y yo viviéramos juntos.  Al principio, me quedé en shock. ¿Cómo iba a perder lo que identificaba como mi independencia? Un día pensaba que sí y otro cambiaba de opinión y decidía quedarme en mi casa.

Pedro y Carla vivían en Florida a cinco minutos de mi casa, cuando esto sucedió, y el mayor, Juan C.,  en el Sur de California desde hacían como 20 años. Así las cosas, y sin aún tomar una decisión, Pedro consiguió un trabajo en el Sur de California y todos se mudaban para allá.

Inmediatamente tomé la decisión de irme con ellos, pero puse unas condiciones de cómo tenía que estar distribuida la casa para yo sentirme que tenía mi área separada de la de ellos.

Por varios meses estuvimos buscando casa para alquilar y siempre había como diez personas antes que nosotros. Como Pedro tenía que estar en su trabajo decidimos arrancar con el camión de la mudanza y nuestros carros en la aventura de cinco días manejando a través de los Estados Unidos.

Decidimos que cuando llegáramos a California, nos quedaríamos en un Airbnb hasta conseguir casa, y ya en ese punto, sería la primera casa que encontráramos. Ya solo queríamos un techo y cuartos dónde dormir.

Una semana antes de emprender nuestra aventura nos llama una corredora de bienes raíces sobre una casa que habíamos solicitado pero ya habían alquilado. Nos dice que el contrato con el anterior se había caído y que era nuestra si la queríamos.

Inmediatamente dijimos que sí sin verla. Cuando llegamos y vimos la casa, era exactamente lo que necesitábamos y que Carla y yo habíamos estado visualizando. Lo primero que pensé cuando la vi fue, “¿por qué dudas si sabes que siempre se dan las cosas que necesitas en el momento perfecto”?

Ahora estamos juntos, pero cada cual tiene su espacio. La familia de mi hijo está en el segundo piso con tres cuartos y un desván, y yo con mi “suite” en el primero.

Si pudiéramos confiar 100% en algo superior a nosotros, llamémosle Dios, Inteligencia Suprema, como sea, que está constantemente dándonos lo que necesitamos, tendríamos muchísimo menos estrés en la vida. Como nuestros pensamientos son nuestros moldes, en este caso, fue la distribución de la casa que Carla y yo queríamos, es esencial estar pendientes de qué mensaje estamos enviando al Universo. El Universo siempre dice que sí. No analiza a ver si nos conviene o no. Eso nos toca a nosotros.

Salud ante todo

El secreto para un cuerpo saludable es una mente saludable, libre de vibraciones de miedo, estrés, pensamientos negativos reprimidos e inconscientes, emociones negativas, tales como coraje, resentimiento, juicios, etc.

 Para liberarte de todo eso y tener buena salud, eleva tu nivel vibratorio. Logras esto poniéndote en contacto con la energía más sutil que existe, la energía del amor. Esta energía comienza a limpiar esas energías negativas bloqueadas, que, si no se transmutan, se manifiestan en el cuerpo físico en forma de enfermedades.

Detrás de cada enfermedad, hay un pensamiento y una emoción reprimida. El pensamiento por lo general es inconsciente y la emoción a veces nos aterra. Pero si solo tratas la manifestación física y no su causa, entonces volverá a manifestarse en el futuro. Es por eso que es tan esencial ponerte en contacto con los pensamientos y las emociones.

Diferentes tipos de emociones tienen diferentes niveles vibratorios. Como he explicado en blogs anteriores, atraes a tu vida por la ley de atracción, aquello que eres, como vibras. Si tienes energías negativas suprimidas, atraerás enfermedades de energía similar. Lo que tienes que hacer es elevar tu vibración.

Por lo tanto, en vez de odiar o resentir la condición, envíale amor. Comienza por aceptarla y aprender la lección que tengas de ella. Una vez logres esto, al cambiar la energía, cambia la condición.

Si no estás saludable, es porque, a algún nivel, derivas un beneficio de ello. Si quieres tener buena salud, debes hacer un análisis muy profundo del beneficio que derivas. Este análisis puede ser:

  • Si aprendiste desde pequeño a recibir amor y atención cuando estabas enfermo;
  • Si es la forma que te permites descansar si llevas una vida demasiado agitada;
  • Si es una forma de controlar a otros.
  • En fin, pueden haber miles de razones por las cuales quieres estar enfermo inconscientemente.

Si quieres ser saludable, encuentra el beneficio, para que entiendas que la enfermedad no es necesaria. Que hay otras formas saludables de lograr lo mismo.

Joan Borysenko, Ph.D., en su libro Minding the Body, Mending the Mind, recomienda varias ideas necesarias para lograr la prosperidad en la salud:

  1. No puedes controlar las circunstancias externas de tu vida, pero si puedes controlar tus reacciones a ellas.
  2. Salud óptima es el producto tanto de factores físicos como mentales. Por lo tanto, ejercita tu cuerpo, come conscientemente y medita diariamente.
  3. Piensa en ti como saludable.
  4. Las cosas cambian. El cambio es lo único constante en la vida.
  5. Tus creencias son increíblemente poderosas.
  6. La única forma de escapar del estrés, el miedo y la duda es confrontándolos directamente y verlos como lo que son.
  7. Las emociones caen en dos categorías amplias, miedo, y amor.
  8. ¿Prefieres tener la razón, o prefieres experimentar paz?
  9. Acéptate cómo eres.
  10. Practica el perdón.
  11. Mantente abierto a las enseñanzas de la vida.
  12. Sé paciente.

¿Sabes dar y recibir?

Recientemente mencioné en otro blog que dar y recibir son lo mismo. Dado que una relación es un laboratorio perfecto para la curación, examinaré una forma en que se manifiesta este principio.

En todo momento, estás dando y recibiendo, incluso si no te das cuenta. Todo es energía y estás en constante intercambio de energía con otras personas.

Constantemente das y recibes a través del pensamiento. Crear conciencia de estos es tu responsabilidad. De esta manera, solo estarás dando pensamientos positivos y edificantes.

Es fundamental establecer un equilibrio entre dar y recibir en una relación, ya sea de pareja, amistad, familia, etc. Para establecer este equilibrio es fundamental sentir que eres digno de recibir.

Mientras esté abierto a recibir y dispuesto a dar, habrá un equilibrio en este intercambio energético. Es cuando te cierras a recibir o no puedes dar cuando creas un desequilibrio.

Este desequilibrio suele provocar resentimiento en quienes dan todo el tiempo sin sentir que están recibiendo o en quienes reciben sin sentir que están dando.

En las relaciones especiales que menciona Un curso de milagros, donde inconscientemente buscamos una relación para llenar algún vacío, el dicho de que los opuestos se atraen tiene su verdad. A menudo, alguien que no sabe cómo dar atraerá a alguien que necesita aprender a recibir y viceversa.

Anteriormente he dicho que lo que vemos afuera es un espejo de lo que tenemos adentro. Te recomiendo que dejes el juego de culpar y empieces a mirar dentro. Si la otra persona se queja de que no le das lo que necesita o no sabe cómo recibirlo, detente y escucha. Busca tus pensamientos que no te permiten dar o recibir. Si deseas elevar tu conciencia, ve a la otra persona como tu maestro y agradece que esté allí para enseñarte lo que necesitas aprender.

Como dar y recibir es lo mismo, empieza a dar lo que quieres recibir y verás como todo cambia. A medida que la energía regresa multiplicada al lugar de origen, no solo notarás la felicidad de dar, sino que en la medida en que des, recibirás.

Recibes amor dándolo. Pero recuerda que el verdadero dar es incondicional y no espera nada a cambio.

¿Eres valiente o temeroso?

Cambiar tus pensamientos equivocados a pensamientos de amor es de personas valientes. Una vez tomas la decisión de hacerlo, la única forma de que puedes transformarlos es cuando salen de tu inconsciente y puedas mirarlos y aceptar que son tus pensamientos.

Esta decisión a veces trae mucho dolor emocional. Cuando decides que quieres mirarlos de frente y sanar lo que sea que signifiquen para ti, tu Espíritu Santo o Ser Superior atraerá circunstancias a tu vida que te fuercen a mirarlos y cambiarlos. Por lo tanto, si has decidido crecer en consciencia el camino puede estar lleno de altos y bajos cuando la vida te trae oportunidades para crecer. No te asustes. Son solo pensamientos y emociones con las cuales vienes cargando desde muy pequeña.

Estos son los pasos que yo uso cuando estoy viviendo un momento de mucho dolor o tumulto:  

  1.  Antes que nada, acepto responsabilidad. No le echo la culpa a lo que sea que esté fuera de mí sino que reconozco que algún pensamiento mío lo atrajo a mí para que pueda sanarlo. A veces sé cuál pensamiento es, otras no. Pero sé que siempre es mi pensamiento y no lo que me dijeron o hicieron afuera de mí. Este paso me saca del rol de víctima donde pienso que alguien me hizo algo.
  2. Acudo al Espíritu Santo (ES) en mí. A esa parte mía le hablo como si fuera un amigo. Le digo algo así: ES, me estoy sintiendo muy sola. (Aquí, reconozco cómo me siento). Yo sé que eso viene de mi pensamiento de que no pertenezco, pero no sé cómo cambiarlo. (Aquí, asumo responsabilidad). ES te entrego mi pensamiento para que me ayudes a verlo de forma diferente y pueda perdonarme por haber pensado así. (Lo entrego a un nivel superior)

No sé si fue Einstein, pero algún sabio dijo que no podemos resolver un problema en el mismo nivel en que fue creado. Hay que acudir a un nivel superior.

Estos sencillos pasos, si los haces cada vez que algo te saca de tu paz, que es tu verdadera esencia, te ayudan en varias formas:

  1. Sales inmediatamente del rol de víctima. Cuando proyectas tus pensamientos afuera y culpas a alguien porque “te hizo” algo te enredas en el mundo del ego, o sea, en tus pensamientos que te dicen que estas separada de Dios y de todo lo demás. Esta idea causa mucho miedo y cualquiera de sus ramificaciones como culpa, coraje, etc. Para no sentirlas las proyectas al que está fuera de ti.
  2. Recuperas tu poder. Cuando eres victima tienes que esperar que la otra persona o situación cambie para ser feliz. Al recobrar tu poder, puedes ser feliz tan solo cambiando tu percepción a una de amor. Es poder ver más allá de las apariencias al ser perfecto que tienes delante, quien, simplemente con su comportamiento, te está diciendo que es infeliz y necesita amor. Cuando logras hacer esto cada vez que algo te quita la paz, poco a poco, se convierte en algo natural y sin esfuerzo.

De ti depende. En cada instante, puedes escoger la paz. Y si fallas, escoge de nuevo.

Principio 12: Todo lo que hacemos puede verse como que estamos extendiendo amor o pidiendo ayuda.

De jovencita, yo era antipática cuando estaba molesta. Usaba unos tonos y ponía unas caras, que cuando estaba en ese humor no había quien me soportara. Cuando estamos actuando desamorosamente estamos desconectados en nuestra mente de nuestra verdadera esencia que es amor.  Es una forma que tenemos de decir, “me siento infeliz. Necesito amor.”  El último principio: Todo lo que hacemos puede verse como que estamos extendiendo amor o pidiendo ayuda aplica aquí.

Usualmente, cuando alguien nos habla en un tono desagradable, reaccionamos igual y le contestamos, posiblemente, en una forma peor. Esta reacción es porque su comportamiento de desamor refleja el desamor que sentimos. Aquí volvemos a la teoría del espejo.

Yo tengo una amiga que nació sabia. Cuando me entraban esos arranques, y le hacía alguna malacrianza, en vez de contestármela para atrás, solía pensar, “Pobre Yve, hoy se tiene que sentir miserable.”  Ella desde niña, vivía este principio.  A otros nos toma más tiempo aprender a ponerlo en práctica.  Pero, una vez lo logramos, inmediatamente cambian nuestras relaciones a unas de amor.

En vez de ver coraje y ataque, siempre puedes ver la conducta inadecuada como producto de alguien que está sufriendo porque no se siente amado y está pidiendo ayuda. Es la forma equivocada la persona de decir que necesita que lo amen. Si logras verlo así, puedes responder con amor y compasión. Eso le digo a mi nieta cuando me comenta que alguien en la escuela fue rudo o antipático: mientras más insoportable sea es una persona, más infeliz se siente en su interior.

Si alguien quiere herirte, es porque se siente herido. Inconscientemente esa persona desea tener compañía en su nivel. En vez de bajarte a su nivel, súbelo al tuyo dándole amor y compasión.

Una cita de Gandhi dice “Nadie tiene tanta necesidad de una sonrisa como aquel que no se la puede dar a los demás”. ‎

Principio 11: Puesto que el amor es eterno, no tenemos que temer a la muerte.

Parte de nuestro juicio es sobre la muerte. Que muchas personas le tienen miedo. Comenzamos a soltar el miedo a la muerte cuando creemos verdaderamente que lo que es real nunca cambia y que el Amor siempre está presente.

La muerte es meramente una transición de un estado del ser a otro. El cuerpo es temporal y es un instrumento que hemos creado para nuestro aprendizaje, pero la vida, nuestra esencia, siendo espíritu, es eterna.

Uno de los principales mensajes que vino Jesús a enseñarnos con su muerte y resurrección, es que la muerte no existe, que somos eternos porque somos extensiones del Amor puro.

Tuve el honor de presenciar el momento en que mi abuela, mi mamá y mi papá fallecieron. En los tres casos, fue igual. Pude sentir el preciso momento en que el alma dejó el cuerpo. Una vez se separó, el cuerpo yacía inerte, sin vida, cuando se sentía la energía habitando ese cuerpo unos segundos antes. Mi sensación fue que mi familiar ya no era ese cuerpo. Era mucho más, pero ese cuerpo ya no.

Mi abuela murió de 93 años. Ella me contaba que a veces, cuando dormia,  sentía a mi abuelo, quien había muerto años atrás. Siempre le contestaba que se recordara que somos eternos unidos por el amor y que era posible que mi abuelo la vistara algunas noches mientras dormia. El día que murió, mi reloj se paró en el preciso instante que sentí que su espíritu dejo el cuerpo. Siempre he pensado que ella me envio un mensaje para que no dudara que lo que le decía era cierto. La muerte no existe. Somos eternos.

Esas experiencias me llevaron a la certeza de que no hay que temerle a la muerte, pues somos eternos. Lo que muere es el cuerpo. Nuestra esencia de amor jamás.

Te invito a que hagas una evaluación sobre lo que piensas sobre la muerte. Anota todos los pensamientos de miedo que surjan. Míralos uno a uno. Quédate con cada pensamiento hasta que puedas identificar de donde viene tu miedo. Practica a sentir tu unidad con todo. Eso se logra a través de la meditación en el silencio. Cuando logras ese silencio mental se eliminan las barreras que has puesto con tus pensamientos del ego y solo sientes la paz y el amor eterno que eres. Si nunca lo has hecho, trata poco a poco hasta que puedas hacerlo por lo menos 20 minutos. Una vez que puedas sentir ese amor que eres, cada vez que quieras, el miedo a la muerte se disipará y podrás disfrutar mucho más de la vida.

Principio 10: Nos podemos centrar en la totalidad de nuestras vidas en lugar de los fragmentos.

¿Nunca te ha pasado que conoces a alguien por primera vez y piensas, “me cae mal”? Luego de un tiempo, lo conoces mejor, y termina siendo un gran amigo. Cuando te fijas en un fragmento de la vida, pasas por alto la totalidad.  En ese momento, se te olvida que todo lo que ves afuera es tu proyección, y enjuicias. Lo anterior aplica a enjuiciarte a ti mismo o a otras personas. Muchas veces, hablas o piensas sobre algo sin tener todos los elementos de juicio.

En vez de enjuiciar un fragmento de algo, te ayudaría aplicar el Principio 10 y centrarte en la totalidad en vez de los fragmentos. Esto me recuerda una experiencia que tuve en mi adolescencia.  Conocí a un muchacho al que catalogué como feo, y en eso me enfoqué. Sin conocerlo, no quería salir con él. Como la vida nos lleva a donde tenemos cosas que sanar, meses después coincidimos en una actividad. Estaba sentado al lado mío. Comencé a darme cuenta de su inteligencia, amabilidad y muchas otras cualidades que desconocía. Según pasaba la noche cada vez lo veía más y más guapo. Dejé de céntrame en un fragmento y comencé a centrarme en la totalidad.

Este principio aplica en todas las áreas de tu vida. Por ejemplo, si te diagnostican con alguna enfermedad no te identifiques con ella como si eso fuera todo lo que eres. Si estas en un trabajo y te despiden, no te identifiques como un fracasado. Si se termina una relación no te identifiques como alguien que no es digna que la amen.

Tu Ser es ilimitado y eterno. Lo abarca todo. Este principio es algo que tienes que tener presente siempre. Todos estamos aquí para recordarnos de esa verdad. En esta dimensión de tiempo y espacio que llamamos la Tierra, pensamos que estamos compuestos de muchos pedazos separados, como las piezas de un rompecabezas. La cantidad de fragmentos para cada cual depende de su acondicionamiento mental desde que nació. Pero eso es una ilusión que dificulta ver la totalidad. Toma la decisión de ver de forma diferente y ver la totalidad de quien eres. Ve el rompecabeza completo. Esta decisión te traerá mucha paz.

El principio 9: “Somos estudiantes y maestros unos de los otros”.

Existe una interconexión entre todo en el Universo. A ese nivel, todo es una unidad. No existe la separación. Lo que hace una persona tiene repercusión en todo el Universo. Las Leyes Universales rigen esta dimensión.

A veces existen situaciones en tu vida, tal como que estabas pensando en una amiga y suena el teléfono y es ella, y dices, que casualidad. El psicólogo Carl Jung llamó a esto sincronicidad cuando ocurren eventos donde está envuelto algo más allá de la relación causal.

No existen ni las casualidades ni las sincronicidades. En realidad, los maestros y los estudiantes se unen cuando ambos están listos para comenzar a sanar. Lo que ves afuera es una proyección de tus pensamientos. Siempre te estás mirando en un espejo. Todas las personas y situaciones que tienes en tu vida están ahí porque tienes algo que aprender de ellas.  Aquí está en juego la ley del magnetismo y la ley de la atracción. He hablado de ellas en otros blogs.

En la medida que entiendes la teoría del espejo y la utilizas para tu crecimiento, aprovechas estos “maestros”  para ver cuáles son tus pensamientos proyectados afuera. Si asumes responsabilidad por tus pensamientos proyectado, tus relaciones serán cada vez más armoniosas.

Ese maestro te ayuda a ver cosas que tienes dentro de ti que has olvidado o que están tan profundamente en el inconsciente que no las has identificado. Los mejores maestros son tus relaciones familiares pues es con quien pasas más tiempo. Pueden ser adultos o niños. La edad no importa. Es tu reacción hacia ellos.

Pero no tienen que ser personas. Pueden ser objetos, animales, gobiernos, entidades, etc. Así es que si reaccionas ante lo que sea de cualquier forma que no sea amor, tienes que mirar hacia adentro y ver qué cosa de ti están reflejando.

Lo mismo ocurre a la inversa. Para ese maestro tuyo, tu eres su maestro. Hay un dicho en Puerto Rico que dice, “se juntan el hambre y las ganas de comer”.

Cuando logras integrar este principio en tu vida, todas tus relaciones van a cambiar. Sales de tu rol de victima al dejar de pensar que alguien te hizo algo, y te conviertes en el rol principal de tu sanación. Entonces, reconoces que eres  únicamente amor y comienzas a extenderlo a todas las personas que encuentras. İQue forma maravillosa de vivir!