Principio 8: Podemos elegir la paz interior no importa lo que esté sucediendo a nuestro alrededor.

A pesar del aparente caos en tu vida, puedes escoger estar en paz, sabiendo que siempre estas conectado y sostenido por la Fuente que siempre es amorosa y pacífica.

Cuando algo no funciona en tu vida, la tendencia es echarle la culpa a algo o alguien fuera de ti. Sin embargo, lo que determina tu paz son los pensamientos que tienes sobre las cosas o personas.

Cuando piensas que eres víctima de las circunstancias y para estar en paz tienes que esperar a que cambie lo que sea fuera de ti que te está afectando, no tienes ningún poder.

Nada fuera de ti te afecta. Te afecta lo que piensas sobre eso. El mejor don de Dios es la libertad de escoger los pensamientos que pones en la mente. Esto significa que cada segundo puedes escoger la paz en vez del conflicto. Una vez que te das cuenta que tu escoges lo que piensas recobras tu poder. Sales del rol de víctima.

Este principio lo utilicé mucho cuando mi esposo falleció. Cuando pensaba en él y el dolor se hacía tan intenso que lo que quería era llorar y llorar me acordaba de este principio e inmediatamente comenzaba a pensar en otra cosa. Escogía la paz a pesar del hecho de que ya no lo tenía en mi vida.

Una vez me pasó cuando iba en el carro. Comencé a pensar en la falta que me hacía. Cuando comencé a sentir la tristeza, inmediatamente decidí mirar las nubes y ver qué forma tenían. No permití que ningún otro pensamiento entrara a mi mente excepto las nubes. Me concentré totalmente en ellas hasta que el dolor pasó.

Esto lo puedes hacer ante cualquier situación o pensamiento que te quite la paz. Las emociones no existen por si solas. Siempre están precedidas por un pensamiento. A veces, ese pensamiento es tan inconsciente que no nos damos cuenta, pero puedes estar segura que ahí está, antes de la emoción.

Ejerce tu libertad, escoge siempre la paz no importa lo que esté sucediendo en tu vida.

Principio 7: Podemos convertirnos en buscadores de amor en lugar de buscadores de faltas.

Este principio te ayuda a mantenerte en paz y amor. Cada persona o situación que llega a ti trae algo positivo.  Por supuesto, también tiene el potencial de traer algo negativo.  De ti depende donde enfocas tu mente.  Si te enfocas en lo positivo, tendrás paz, y a su vez, relaciones satisfactorias.  Si, por el contrario, te enfocas en lo negativo, vas a tener estrés y relaciones tormentosas.  Aquello donde pones tu mente se aumenta.  Siempre puedes utilizar las situaciones que aparentan ser negativas buscándoles el lado positivo.  Pregúntate ¿Qué tengo que aprender de ellas?

El Dr. Jamposlky mencionó que, no importa cuál sea el comportamiento de una persona, puedes escoger ver únicamente la luz del amor en ellos.

Todos tenemos un ego. El ego siempre nos lleva a enjuiciar, a tener coraje, tristeza y cualquier otro sentimiento negativo. Nunca vas a estar en paz mientras actúes desde la perspectiva de tu ego.

Si estas consciente de esto, puedes comenzar a cambiar tu percepción de las personas y las situaciones y comenzar a verlas desde el amor que eres, y a ver únicamente el amor que ellos son. Cuando logras esto, sientes una inmensa paz y un sentido de unidad  con todo lo que te rodea.

Imagínate una pareja que lo único que hace es buscar faltas en el otro. Te aseguro que ambos van a vivir molestos e infelices. Si por el contrario, deciden comenzar a buscar lo bueno en la otra persona y comunicárselo, inmediatamente va a cambiar la dinámica, y van a lograr volver a sentir el amor que los unió. Cada uno va a estar lleno de amor.

El ejemplo anterior se repite en cualquier relación, inclusive con las personas con las cuales te cruzas. ¿Cuantas veces estás un una playa, y comienzas a mirar a las personas y a enjuiciarlas? Esa está gorda, aquella es demasiado delgada. Esos niños son muy escandalosos. Cuando haces esto, estas funcionando desde el ego, y no tendrás paz.

Te invito a que experimentes por una semana y únicamente mires el ser real y amoroso de cada persona que te encuentres, no importa quién sea ni lo que esté haciendo. Mira más allá de las apariencias y siente amor. Luego en tu mente, envíale amor sin que se te cruce ni un juicio. Si aparece el juicio, inmediatamente cámbialo por un pensamiento de amor. Verás cómo cada vez más comienzas a sentir amor. Esa es tu verdadera naturaleza. Disfrútala.

Principio 6: Podemos aprender a amarnos a nosotros mismos y a los demás, perdonando en vez de juzgando.

Perdonar, en este sentido, no es lo que usualmente conoces como perdonar. No es mirar a alguien que “te hizo” algo y decirle, te perdono pero, no olvido.

He mencionado en otros blogs, que cuando ves algo en otra persona, es una proyección de ese algo dentro de ti. Tus pensamientos te hacen vibrar a cierto nivel. Si tienes pensamientos negativos, tendrás una vibración más densa. Si tus pensamientos son positivos, tendrás una vibración más alta.

 Por la ley de atracción, vas a atraer a tu vida personas que tienen una vibración similar. Cuando esa persona que atraes hace cosas que no te gustan de ti pero que no aceptas que las tienes, te va a dar mucho coraje. Tal vez pienses que es imperdonable. Si alejas a esa persona de tu vida porque lo que te hizo no tiene perdón y no lo sanas en ti, va a venir alguien más con características similares.

Esos actos imperdonables, ya sea que vengan de otra persona o  de ti, provienen de la parte de la mente que Un curso de milagros llama el ego. Es sea parte que cree que está separada de Dios. La que se considera pecadora cuando en realidad, nuestro verdadero ser sigue unido al Creador y es puro amor.

El perdón en este principio es poder ver más allá del acto al verdadero ser que es perfecto y siempre amoroso. Es ver al otro como nuestro espejo y poder mirar hacia adentro para poder reconocer qué tenemos que sanar. O sea, ver al otro como mi maestro.

Perdonar no significa que aceptamos los actos inadecuados de otra persona. El perdón es una corrección interna que hace que nuestro corazón se sienta más liviano y nos libera para vivir en el presente, para vivir en el amor. Es mayormente para nuestra paz mental. Al estar en paz y amor, podemos extenderlos a otros, y este es el regalo más valioso que podemos dar.

Susan S. Trout, Ph.D., discute estos principios en su libro Para ver de otra manera,  dondehace el cuento de esta señora y su familia que estuvieron años odiando y queriéndose vengar de la persona que asesinó a su hija de 18 años. El coraje y dolor los consumía a todos.

Después de años ella y su esposo decidieron confrontar al asesino en la cárcel para que les dijera por qué había asesinado a su hija.

Cuando lo tuvieron de frente, el odio que los había consumido se desapareció súbitamente, y sintieron amor por él. Pudieron reconocer su condición humada y su dolor. Al ver esto, sintieron compasión y amor. Se dieron cuenta que él también estaba sufriendo por lo que había hecho.

Esto es un ejemplo de lo que significa ver más allá del acto a la esencia de amor de la persona. Es lo que el principio llama perdonar.

Cuando escogemos ver a todos como maestros del perdón, cada momento nos permite ser felices y en paz y amor.

Principio 5: Ahora es el único tiempo que existe.

El dolor, la pena, la depresión, la culpa y otras formas de miedo se van cuando enfocas la mente en la paz amorosa de este instante.

Puedes escoger entre el amor o el miedo únicamente en el momento presente. Esta opción se toma hace instante a instante. En este instante santo, no hay preocupaciones ni estrés. Solo existe la paz. Se te va la paz tan pronto permites que entre a tu mente cualquier pensamiento que no sea exactamente lo que estás experimentando en este instante.

Hay una cita del maestro Zen vietnamita Thich Nhat Hanh que refleja muy bien este principio:

“Si mientras lavamos los platos, pensamos solo en la taza de té que nos espera, apresurándonos a sacar los platos del camino como si fueran una molestia, entonces no estamos “lavando los platos por los platos”.

Es más, no estamos vivos durante el tiempo que lavamos los platos. De hecho, somos completamente incapaces de realizar el milagro de la vida mientras estamos en el fregadero. Si no podemos lavar los platos, lo más probable es que tampoco podamos beber nuestro té. Mientras bebemos la taza de té, solo estaremos pensando en otras cosas, apenas conscientes de la taza en nuestras manos. Por lo tanto, somos succionados hacia el futuro y somos incapaces de vivir realmente un minuto de la vida”.

Vivir el momento presente requiere practica de tu parte porque estas acostumbrada a vivir en el pasado o en el futuro. Cada vez que te des cuenta que lo estás haciendo, trae tu mente al presente. Concéntrate totalmente en lo que estás haciendo. Cuando lo logres veras que lo único que sientes es paz.

Para lograr esto es necesario que perdones tu pasado y esto incluye a todas las personas, pero principalmente a ti. Pídele a tu Ser Superior, o a quien acudas cuando necesitas una ayuda superior, que te ayude a ver cuál fue tu participación en lo que haya sido y cuál es la lección que tienes que aprender de la experiencia. No tengo dudas que poco a poco lo iras lográndolo y serán cada vez menos las veces que tu mente se vaya del momento precioso que estás viviendo.

Principio 4: Podemos soltar el pasado y el futuro

Para poder dar amor libremente nos ayuda el principio 4 que dice que “podemos soltar el pasado y el futuro. Imagínate viviendo con coraje o sentimientos de culpa por lo que te pasó, o te dejó de pasar, lo que hiciste o dejaste de hacer o, por el contrario, temiendo el futuro porque piensas que va a ser una repetición de tu pasado. En ese caso, no vas a aprovechar el único verdadero momento que tienes, que es el momento presente.

Tu responsabilidad es perdonar el pasado, soltarlo y no proyectarlo al futuro para así poder dar amor libremente y comenzar cada nuevo día o cada nueva relación, disfrutando lo maravilloso que pueda traer a tu vida.

 Una vez yo almorcé con una abogada que comenzó a hablarme de su ex esposo. De la forma que hablaba yo pensé que se acabada de divorciar pues la veía sufriendo y con mucho coraje. Cuando le pregunté me dijo que llevaba 10 años divorciada. Yo no lo podía creer. Ella estuvo diez años viviendo en el pasado, y por eso no disfrutaba del momento presente. Ella no supo vivir el principio anterior.            

Cuando enjuicias a alguien o repites en tu mente cosas que sucedieron en el pasado, no solo sigues viviendo el mismo drama en tu presente, sino que te privas de tener paz. El pasado vive en tu mente. Ya dejo de existir. Pero lo revives cada vez que piensas en él.

Lo mismo pasa con el futuro. Si te pasas preocupada por lo que pueda pasar en tu futuro estas proyectando situaciones que ya pasaron. Al ser creativo tu pensamiento, continúas recreando lo mismo que está tu mente.  ¿Sabías que aproximadamente el 90% de las cosas por las cuales te preocupas no suceden? Que desperdicio de tiempo donde podías haber disfrutado tu vida.

Tanto recrear tu pasado como preocuparte por el futuro te privan de disfrutar cada momento con lo que la vida te trae. Suelta lo que pasó, perdona a quien te hizo daño, y perdónate a ti. Sin perdonar no vas a poder disfrutar cada momento. ¿Has escuchado decir “el pasado se fue, el futuro no ha llegado, lo único que existe es el presente”? Aplícalo a tu vida, y tendrás una vida plena y llena de amor.

Principio 3: Dar y recibir es lo mismo.

La gran mayoría de las personas piensan que si dan algo, les queda menos porque piensan únicamente en el mundo de las formas. Si tengo $10.00 y te doy $5.00, por supuesto, que solo me queda la mitad. A esto yo lo llamo una mentalidad de escasez.

Como he mencionado en otros blogs, existen leyes espirituales o universales. Estas leyes tratan con una dimensión superior donde todo es energía. En este nivel, lo que yo doy me regresa. Las cosas que percibimos como materiales están  compuestas de energía. Lo que yo doy esta precedido por un pensamiento de dar. Considerando que la energía es electromagnética, esa energía se une a las energías que comprenden la creación y, por la ley del magnetismo, atraen energías similares que regresan a mí multiplicadas.

Vamos a verlo en acción. Una vez yo leí la historia de una mujer que se había mudado recientemente a Nueva York y no conocía a nadie. Para colmo, al poco tiempo de llegar, el esposo la dejó. Llegó la Navidad, y se sentía el ser más solo y miserable. No podía con la depresión.  Se puso a pensar en otros que estaban peores que ella y llamó a un centro que le daba comida a los deambulantes (homeless) y preguntó si podía ser voluntaria esa noche. Luego de estar sirviendo y dándoles amor a estas personas, sintió tanta paz y amor que pensó que ese era el mejor día de Navidad que había pasado en su vida.

Ella logró vivir lo que dice el tercer  principio de Sanación de Actitudes que Dar y recibir es lo mismo. Cuando nos enfocamos en dar y en unirnos con otros, el miedo se va y aceptamos la sanación mental para nosotros.

Cuando damos, no estamos pensando en nada que no sea extender amor. No hay cabida en nuestra mente para el miedo. Cuando nosotros sentimos ese amor, nuestra inclinación natural es querer compartirlo y, cuando lo compartimos, todo lo demás deja de existir en nuestra mente. Así es que si damos amor, recibimos amor. Si damos perdón, recibimos perdón, etc. Te invito a que des únicamente amor.

Principio 2: Salud es paz interior y sanar es soltar el miedo

Cuando se habla de sanación en estos principios no se refiere a la sanación del cuerpo sino de la mente. Por eso el segundo principio dice que Salud es paz interior y sanar es soltar el miedo.

Cuando nuestra meta es cambiar el cuerpo, nos olvidamos que nuestra única meta es la paz mental. Nunca vamos a conocer la verdadera paz mientras pensemos que somos vulnerables. Nuestro verdadero ser es eterno y no padece de nada.

Conozco a muchas personas que están sanas de cuerpo pero no tienen paz interior. Están libres de enfermedades pero infelices. Eso se debe a que están llenos de miedos, miedo a la escasez, miedo a la soledad, miedo al futuro. En fin, tienen su mente puesta en cosas que les quitan la paz.

Por otro lado, yo tenía un amigo que le dio cáncer en sus cuarenta años. Él escogió no hacerse ningún tratamiento invasivo. Muchas personas, ciegas a la realidad de nuestro ser, comenzaron a enjuiciarlo y a opinar lo que tenía que hacer pues entendían que él tenía que hacerse quimioterapia o radioterapia, cirugía etc. para sanar su cuerpo. 

El resto de la gente estaba histérica, pero él estaba en paz. Él sabía que no era ese cuerpo y escogió dejarlo estando en paz. Su cuerpo nunca sanó y murió, pero tenía salud porque estaba en paz mental. No le tenía miedo a la muerte. Esa es la verdadera salud.

Un Curso en Milagros nos dice: Deseo la paz de Dios. La paz de Dios es lo que quiero. La paz de Dios es mi única meta, la mira de todo mi vivir aquí, el fin que persigo, mi propósito, mi vida y mi función, mientras habite en un lugar que no es mi hogar. No soy un cuerpo. Aún soy como Dios me creó. (LE-p1.205.rVI.1:6)

Somos amor puro. El cuerpo es únicamente un vehículo que tenemos para poder experimentar y aprender de una vida en el mundo físico de la materia. Cuando lo dejamos porque ya no nos sirve, nuestra esencia o amor puro, sigue existiendo en otra dimensión y sigue su evolución y aprendizaje a otros niveles. Somos eternos. De nosotros depende, según decidamos si poner nuestra atención en el amor o en el miedo, si vamos a estar en paz o si vamos a sufrir en nuestro viaje por la Tierra. ¿Qué vas a escoger?

Primer Principio: La esencia de nuestro ser es amor.

El primer principio de Sanación de Actitudes dice que la esencia de nuestro ser es amor. El amor es eterno.  La mente es ilimitada; nada es imposible. Este principio está basado en la premisa de que nuestra verdadera identidad es espiritual en vez de física. El amor es la parte de nosotros que es real.

¿Y qué es amor? El amor no se puede definir. Es una energía que contiene todo lo que es Real, lo que viene del Creador. Es la unidad de todo lo que existe. Es la ausencia total de miedo, que viene del ego o pensamiento de separación.

Hace unos años, yo fui a hipnotizarme para ver si podía mejorar mi claustrofobia. Yo tuve una experiencia sumamente interesante. Ya inmersa en el estado hipnótico, el doctor me dijo que fuera al primer momento donde había sentido claustrofobia. Inmediatamente me vi metida viva dentro de un ataúd en una barca que iba por un rio. Se imaginarán la claustrofobia y el miedo que comencé a sentir en ese momento. Tan pronto comenzó ese estado de claustrofobia el médico me dijo que me fuera a un lugar de paz. Es increíble lo instantáneo que pasé del miedo al amor, meramente con poner mi mente en la paz.

Para comenzar a cambiar los pensamientos de miedo que tenía en mi mente, el médico me recordó que yo no era ese cuerpo, que mi verdadera esencia es amor, que mi ser es inquebrantable y perfecto. Le dijo a mi inconsciente que mi cuerpo puede morir o enfermarse pero que mi ser, que es amor, es eterno. El haber logrado sentir ese amor que soy, desprovista de todo miedo, me ha ayudado tremendamente toda la vida. Pude experimentar en un momento de hipnosis que dónde pongo mi mente va a determinar si estoy en paz y amor o en miedo. Es tan sencillo como eso. ¿No estás en paz? Cambia tus pensamientos y escoge de nuevo.

No tienes que estar en hipnosis para sentir tu esencia. Con cerrar los ojos y hacer unas cuantas respiraciones profundas desconectándote de tus pensamientos que te dieron miedo, o en un estado de meditación, puedes sentirla. Practícalo hasta que lo logres. De esta forma, cada vez que te encuentres desconectado de tu verdadera esencia, con hacer este proceso, te vuelves a conectar al amor que eres.

Los principios de la sanación de actitudes

El 29 de diciembre de 2020, falleció uno de mis autores favoritos sobre temas relacionados con Un curso de milagros, Gerald Jampolsky, M.D. Cuenta el Dr. Jampolsky, que en una época donde su vida estaba completamente desajustada, una amiga le dio un manuscrito para que leyera. El titulo de este manuscrito era Un Curso de Milagros, que aun no había sido publicado. El contenido de ese manuscrito y el trabajo que hizo con si mismo con los principios del Curso cambiaron su vida totalmente.

El Dr. Jampolsky desarrolló 12 Principios basados en la filosofía del Curso y abrió en Tiburon, California, un centro para trabajar con niños con enfermedades terminales, utilizando estos Principios. Su trabajo tuvo tanto éxito, que fue expandiéndose a los padres y familiares de los niños y luego se extendió a cualquiera que necesitara la sanación de sus actitudes.

Como tributo a él, que me enseñó tanto, dedicaré los siguientes 12 blogs a uno de los Principios de la sanación de actitudes sobre los cuales él escribió en su libro Teach Only Love. Gerald Jampolsky, MD, fue autor de muchos libros. Era una autoridad reconocida internacionalmente en los campos de la psiquiatría, la salud, los negocios y la educación. Jampolsky era un psiquiatra de niños y adultos, un graduado de la Escuela de Medicina de Stanford, un autor y un orador inspirador.

Conocí a Gerald Jampolsky en Puerto Rico cuando comenzaba mi camino espiritual. La impresión que tuve de él como una persona amorosa y bondadosa y el sentido que me dio su filosofía me llevó a capacitarme como Facilitadora de Sanación de Actitudes.

En la Introducción a su libro Teach Only Love, escribió:

Al salir del canal de parto, entramos en el mundo luchando desesperadamente por respirar. La mayoría de nosotros viajamos por la vida y seguimos luchando por sentirnos solos y no amados. Con demasiada frecuencia tenemos miedo, miedo a la enfermedad y la muerte; miedo de Dios; incluso miedo de seguir viviendo. A menudo dejamos el mundo de la misma manera en que entramos en él, luchando desesperadamente por respirar.

Creo que hay otra forma de ver la vida que nos permite caminar por este mundo en amor, en paz y sin miedo. Esta otra forma no requiere batallas externas, solo que nos sanemos a nosotros mismos. Es un proceso que llamo “sanación de actitudes”, porque es un proceso interno y principalmente mental. Si se practica adecuadamente, creo que nos permitirá a todos, independientemente de nuestras circunstancias, comenzar a experimentar la alegría y la armonía que contiene cada instante y comenzar nuestro viaje en un camino de amor y esperanza.

La mente puede volver a entrenarse. Dentro de este hecho reside nuestra libertad. No importa cuántas veces la hayamos usado mal, la mente se puede utilizar de una manera tan positiva que al principio está más allá de cualquier cosa que podamos imaginar. Sin embargo, antes de volver a entrenar la mente, parece ser nada más que compartimentos cerrados herméticamente. Sentimos nuestro potencial, pero se mantiene a “puertas cerradas”. … (e) stos bloqueos son en realidad sólo actitudes que necesitan curación, y debido a que son actitudes que solo nosotros hemos elegido, pueden alterarse.

Que descanse en paz y que sus enseñanzas sigan ayudando a millones.

¿Le huyes al sufrimiento?

El sufrimiento es parte de tu vida. No importa cuánto cambies tu situación para no sufrir, en algún momento te alcanza. Lo importante es qué haces con el sufrimiento.

¿Y por qué sufres? Tu verdadera esencia es el amor. Si tu mente está llena de pensamientos de amor vas a estar en paz. Si por el contrario, el ego y los pensamientos de miedo llenan tu mente, vas a sufrir, ya sea estrés, ansiedad o cualquier otra emoción que surge del miedo.

El sufrimiento es una gran oportunidad para ver cuáles son esos pensamientos que te quitan la paz. Usualmente forman parte de tu mente inconsciente, así es que es necesario que juegues un poco a ser detective. Lo que has aprendido hasta ahora es a buscar afuera la fuente de tu sufrimiento. Fulano me dijo tal cosa, y me ofendió. O, Mengano me hizo o dejo de hacer tal cosa y me hizo daño.

Te invito a hacer algo totalmente diferente. Cuando estés sufriendo, no huyas del sufrimiento. Détente y dedica un tiempo a solas contigo para ver de dónde viene. Busca dentro de ti.

  • ¿Qué estás sintiendo?
  • ¿Qué te recuerda eso de tu niñez?
  • ¿Qué persona de tu niñez asocias con ese sentimiento?
  • Cuando logres identificar recuerdos similares en tu niñez ¿Qué decisiones tomaste sobre ti misma que ahora puedas estar viendo afuera y te estén haciendo sufrir?

Una vez puedas contestarte todas esas preguntas, anótalas en tu cuaderno para que se te facilite identificarlas en tu futuro. Date cuenta que quien está reaccionando es tu niño o niña interno, esa parte tuya herida desde la niñez que quiere ser sanada.

Date a ti misma mucho apoyo y amor. Cada vez que surja el pensamiento negativo que tienes repite que eso no es cierto y cámbialo a una afirmación positiva. Esta sanación interna es un proceso. Poco a poco te iras dando cuenta que ya no reaccionas a algo similar, con la misma intensidad de antes.

Lo importante es no mirar hacia afuera sino hacia adentro cada vez que algo te quite la paz. No le huyas al sufrimiento. Puede ser tu gran aliado en tu proceso de sanación.